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Me gusta Madrid y Barcelona. Debo estar loco.

Soy de esas raras aves que hablan muy bien de Madrid y de Barcelona. De ambas. Parece incompatible, o la menos eso dicen, pero cada una, desde su espacio diferente me llenan, consiguen cargarme las pilas y dejarme como nuevo. Las elijo alternativamente, tal vez por su diferencia
y así lograr lo complicado, que se complementen en mi. De una elijo la familiaridad de sus grandes calles, de la otra los secretos de sus callejas del centro que cada vez que voy me sorprenden con diferentes colores. De una sus majestuosos museos, pero de la otra su arte de calle y la particular manera de entender la pincelada suave que va dejando huella sin casi notarse.
Incluso cada día me gustan más sus gentes, se me abren más lo cual no siempre ha sido sencillo en algunas décadas pasadas. Hay altibajos pero ahora están en un buen momento. Acabo de regresar de Barcelona y vengo como nuevo, con ganas renovadas. No sé si no irme otra vez, ya veremos.