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La crisis de Egipto se juega —con perdón— fuera de Egipto

No sabemos qué está sucediendo en Egipto. No sabemos nada aunque los medios de comunicación se llenan de titulares que representan ya en sí mismos una gran historia. Pero es falso todo lo que conocemos por que nos falta acompañarlo de la verdad. De esa verdad escondida de centenares de reuniones que no conocemos, de decenas y decenas de llamadas entre dirigentes del mundo a dirigentes
del mundo incluido Egipto.
Nos estamos creyendo que la red, que Internet y los medios nuevos son capaces de mover los países y esto es falso totalmente. Si acaso es capaz de mover a personas, que puede parecer mucho, pero mueve a determinados segmentos sociales, nada más. El resto, los que realmente mandan, los que pueden cambiar la historia, esos no se mueven por y con Internet. Y no sabemos nada de ellos, no sabemos qué están haciendo ahora. Por que algo estarán haciendo.
Enquistarse la actual situación es imposible, luego en alguna dirección se moverá y ya se ven intentos de dominar esos desplazamientos. Que no se nos olvide que al final quien tienen la única fuerza de mover la situación es el ejército. Y quien tiene capacidad de influir en el ejército es: o bien los grupos radicales de musulmanes, o bien los grupos afines a Mubarak, o bien los grupos de presión de EEUU. La gran batalla se está jugando entre estos parámetros. Utilizan a la gente de bien con ansias de libertad que se agolpan en la Plaza de la Liberación, para moverlos como peones de ajedrez hacia un lado o hacia otro.
No podemos intuir se esto acabará como un azucarillo o en un gran baño de sangre; si Mubarak cederá y de hacerlo qué vendrá después. No sabemos quien habrá ganado dentro de un año, no pasado mañana. Intuimos cómo influirán las distintas opciones que hoy tiene Egipto en las políticas de sus países vecinos, pero no sabemos cómo interesa más a cada uno de los grupos de presión las posibles opciones de solución. Cada grupo tiene su favorita solución, pero las soluciones en procesos violentos nunca son puras del todo, son el resultado de mezclas difíciles de predecir; por eso tan importante es parecer que se gana en el corto plazo, como sentar las bases para intentar ganar en el medio plazo.
Recordemos que estamos hablando del Mediterráneo, de un vecino de Israel, del petróleo, de una zona muy castigada por guerras, del Canal de Suez, de un país rodeado por Italia, Grecia y Turquía. Muy complicado como para asumir con benevolencia que todo es tan simple como que unos hombres y mujeres de buena fe, reunidos en una plaza, pueden cambiar la política en esta zona tan conflictiva.