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Nos vendemos por dinero, por poder o por influencias

No sabemos el tamaño de hijos de puta que somos, hasta que nos ponen en el límite de supervivencia. Todos tenemos un precio para vendernos, todos, pero también para caer derrotados y ser víctimas de los que procuran que seamos unos hijos de puta. Es cuestión de saber dominar y de caer en las garras adecuadas para que te destrocen la vida.
No nos vendemos por propia experiencia vital o por no haber encontrado a nadie que supiera ponernos el precio correcto. Pero no nos equivoquemos tampoco, vendernos no es convertirnos en unos viles asesinos, es doblarnos hasta donde quieran los que pagan.
Hay pues dos factores, el precio y la capacidad de adaptarse a la manipulación, el tamaño de adaptabilidad teatral que somos capaces de soportar.
Ser un vendido, algo mucho más común de lo que parece, es cuestión de saber actuar ante la vida, de incluso perdonarte a ti mismo, de convencerte de que lo que haces es lógico, normal e incluso bueno, que ya tiene bemoles. Se puede perder la personalidad hasta estar convencido de que la transformación es lo correcto, el disfraz personal es lo lógico y bueno para todos. Por que la trampa perfecta es esta. Ser un cabrón, y creer que además eres el Llanero Solitario. Si quien te paga consigue convencerte de que eres el Capitán Trueno y todos los demás son los viles idiotas consiguen que te sientas mejor y que te tengan que pagar menos precio por ser un auténtico hijo de puta útil. Útil para los que pagan, claro.
No es contagioso esto, así que no lo intenten los que aspiran a cobrar del ala por ser unos cabrones. Hay que currárselo bien y demostrar que eres bueno en esto, no sirve con pegarse a otro hijo de puta esperando que se te pegue algo, a lo sumo recibirán las hostias que el borde no quiera recibir. Así que si te va el morbo, cobrar por joder a los otros, aspirar a ser mal visto, estudia bien estos oficios cabrones que tanto abundan en los años de necesidades de ajuste, Nunca hemos tenido tantos candidatos a cabrones como ahora, cuando los puestos de trabajo son tan pocos y tantos los candidatos a ocuparlos, Creo que aumentarán en breve con nuevas técnicas y además sin cobrar por sus zancadillas.