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El estrés es contrario a la productividad y al crecimiento

En una sociedad teóricamente avanzada como la que vivimos, ya no solo es que por norma establecida los trabajadores no deberían pasar gran parte de su vida sufriendo y estresados, sino que, además, no beneficia a la economía y a la productividad laboral.

¿Son estas las mejores condiciones para potenciar la productividad y el crecimiento?

Lo cierto es que incluso hay gente que dirá que sí. Que el hecho de poder perder tu trabajo en cualquier momento te hace ser más productivo porque al esforzarte intentas que el empresario no te eche a la calle. Dicen, es el mejor incentivo que tienen los trabajadores para trabajar.
Supongo que los extremos dan resultados que podrían servir para ilustrar una u otra forma de responder. Si nos vamos a las fabricas chinas donde cuatrocientos trabajadores mecánicos se dedican de sol a sol a callar y a no rechistar con un sueldo de mierda maximizando la productividad a base de una necesidad imperiosa de comer veremos que sí, el sistema es efectivo. Occidente se está nutriendo en parte de esta productividad conseguida a base de las malas condiciones de oriente.
Por otro lado tenemos empresas como Google, donde se prima y se mima mucho al trabajador. Lo cual no quiere decir que no se el exija, que todo valga o que el riesgo de ser despedido sea cero. Sin embargo, el ambiente de trabajo relajado, con ritmos y trabajos marcados de antemano pero con la libertad de actuación propia de cada trabajador le confiere a este la importancia que necesita para sentirse realizado y con ganas de trabajar, requisitos importantes para el esfuerzo y el crecimiento en la sociedad de hoy.
Digo esto porque una sociedad mecanicista, industrializada, donde la mayoría actúa de mano de obra barata no es igual, y por tanto no tiene los mismos requerimientos a nivel empresarial, que una sociedad donde la comunicación, la información (y por tanto el aprendizaje), la creatividad o la perfección sean los atributos más característicos (si no lo son, lo serán).
En una sociedad donde lo que prima no es la cantidad, sino la calidad (una sociedad avanzada), el estrés y la productividad hacen mala pareja.