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Feliz Año del Dragón. Hay que acostumbrarse

Si me permiten —querid@s lector@s— incluir una pequeña estupidez nada más empezar. Creo que el año 2012 va a ser, simplemente, la segunda parte de 2011. Tal vez algo má de grisura para disimular.

No, no me he vuelto loco, solo intento introducir lo que va a ser la continuación de un comienzo poco prometedor ante una crisis que no nos quiere dejar partir hacia la luz, en busca del futuro. ¿Volverá a existir el futuro?

Si miramos bien los números, 2011 fue el inicio de la segunda década de este nuevo siglo XXI, 2012 será pues, el segundo año de la segunda década. Y aunque siempre dicen que segundas partes nunca fueron buenas, esperemos que el buen hacer de los directores y guionistas políticos y económicos, consigan, por lo menos, un Padrino II.

Va a ser este 2012 un año largo. Con una primera parte desastrosa en donde la recesión va a volver en forma estadística (con los dos cuatrimestres necesarios de caída), el desempleo en España va a seguir creciendo y las medidas del nuevo gobierno de Rajoy se quedaran cortas en sus previsiones (nunca se tiene en cuenta el efecto "sustitución" en estos temas).

Europa nos acompañará —probablemente— en esta pequeña caída. Las piezas empezarán a moverse en Francia y los EEUU por sus próximas elecciones (habrá que esperar algo más a las de Alemania), se harán estudios que pronosticarán el buen hacer de las medidas de ajuste y otros tantos estudios que dirán que ha sido peor el remedio que la enfermedad.

Y bajo un aura de pesimismo estancado, de arenas movedizas e inquietas bajo unos pies bastante pesados y cansados por el lastre del desconcierto, ¿qué podemos pedirle al 2012? ¿Qué le pedís vosotros?

Yo lo tengo claro, que la economía deje de ser la protagonista.

Feliz año del Dragón. En pocos años, ya lo veremos, todos chinos, todos a celebrar el Año del Dragón o el que toque por entonces.