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Los carboneros, los fotomecánicos, los periodistas ¿en qué se parecen?

Primero los carboneros. Luego los fotograbadores y los fotomecánicos. Ahora los periodistas. Leo a varios periodistas que en los últimos días han atacado a los blog y sobre todo a las persona que escriben en ellos, pues, dicen, ni saben lo que cuentan ni son profesionales de nada, ni contrastan o ni investigan. Es cierto. Es una señal que indica claramente que los escribidores de blog escocemos un poco, somos el “Pepito Grillo” de una profesión que pasa por momentos complicados.
Yo compré el primer escáner por 35 millones de la antiguas pesetas, pocas semanas antes de que el PRYCA empezara a vender escáner de sobremesa por 5.000 pesetas. Efectivamente no era la misma calidad por aquel entonces, eran “cosas” diferentes, pero escocía verlos puestos casi junto a las salchichas. Yo decía que el mío era cilíndrico, fotográfico, de 5 metros de largo y con marcha atrás. Pero el mío hoy no se fabrica ni vende y los de 100 euros se siguen vendiendo como churros.
Nadie supo defender a los fotomecánicos, a los fotograbadores, a los diseñadores. Y hoy nadie sabe defender a los periodistas. Entonces los periodistas no hablaban de lo mal que lo estaban pasando las empresas de fotomecánica, y en cambio hoy si que estoy hablando de lo mal que lo están pasando los periodistas. Nos ganas ellos en esto.
Yo ya no soy fotomecánico, ni yo ni cientos de compañeros míos. Ya no hay escanistas de los de máquinas con marcha atrás y freno de mano. Antes caímos los fotograbadores con ácido nítrico y sosa cáustica. Son cosas de la vida. Son transformaciones pues siguen existiendo imágenes (de peor calidad en muchos casos) y la sociedad sigue viendo en color lo que es de color. Nos tuvimos que atar los machos y silbar al aire pues nadie nos dijo ni “mú”. Cachisla.