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Según la OIT se perderán 7 millones de empleo en 2013

En la reunión anual que este año 2012 han tenido en Tokio el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial; la Organización Mundial del Trabajo (OIT) ha presentado unas estadísticas sobre el desempleo en el mundo laboral que deberían obligarnos a hacer una profunda reflexión: el número de desempleados en todo el mundo el próximo año 2013 será de 207 millones de personas.

Los cálculos iniciales de la OIT apuntaban a la pérdida de cuatro millones de empleos en el año 2013, pero la desastrosa evolución de la crisis económica y los nulos efectos de las medidas tomadas, les ha obligado a revisar este valor al alza, incrementando esta cifra hasta los siete millones de nuevos desempleados para el próximo año.

Desde que comenzó la crisis en el año 2008, unas 30 millones de personas han terminado en el desempleo mundial, lo que deja claro los devastadores efectos que la actual situación económica ha tenido sobre los mercados de trabajo y los nulos arreglos que las medidas tomadas han logrado sobre el empleo en todos los países del planeta.

El director general de la OIT, Guy Ryder, también ha puesto ha informado de un par de datos muy preocupantes y que dejan claro el progresivo empobrecimiento de los trabajadores y el agravamiento de las consecuencias de la escasez real de recursos.

De un lado, avisa de que 900 millones de personas en el mundo viven ya por debajo del umbral de la pobreza de 2 dólares por persona y día. Aunque la mayoría de estas personas pertenecen a países no desarrollados, el incremento en el mundo occidental del número de personas que viven en la miseria es también muy preocupante.

Por otro lado, Ryder también considera preocupante que más de un 30% de las personas sin empleo, sean jóvenes menores de 25 años. Los jóvenes son el motor de cualquier economía en su propio país y estos datos, que podrían parecer propios del tercer mundo, forman ya parte de la realidad en países como Grecia o España.

¿Qué se puede hacer? Los distintos gobiernos de cada país deben asumir que el desempleo es el actual punto débil de las economías, tanto desarrolladas como en vías de desarrollo. La prosperidad sólo se alcanzará con el empleo de sus ciudadanos. Ni los ajustes ni el endeudamiento conseguirán ayudarnos a salir de esta crisis si las personas no consiguen trabajar, ganar un sueldo y consumir con arreglo a sus posibilidades. Tristemente, hemos llegado a un extremo en el que tener trabajo parece ser un privilegio, cuando esto no es más que un derecho al que cualquier ciudadano debiera tener acceso sin problemas. Si añadimos que se está recortando en sanidad y educación, el futuro de las sociedades mundiales es cada vez más débil.