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Estamos apáticos, cuando no asqueados o violentos

Llevo casi un mes haciendo una encuesta (casi) política, recabando datos y respuestas en muchos casos entre ciudadanos ajenos a la política. Les pregunto sobre sus barrios, su ciudad, su precepción de los problemas cercanos para al final hacerles dos preguntas sobre una política concreta.

En estos dos meses poco nuevo bajo el sol me habéis respondido, pero sí la confirmación de la poca estima que hay sobre la política entre las personas con problemas. Curiosamente contra más problemas se tienen, por desempleo, pobreza, dificultades personales o problemas económicos se sufren, más desafección existe. Más críticos nos hemos convertido en las respuestas.

Pero además estas respuestas son de abandono, de una dejadez preocupante para los que nos dedicamos al estudio social. Se trasmite pena cuando no asco, apatía cuando no violenta crítica sin recambios, aceptación cuando no directamente deserción y derrota.

Las personas no confían NADA en sus representantes políticos. Incluso en los más pequeños de todos: en los de barrio, de calle, de representación vecinal. Lo sabemos, lo asumimos pero no somos capaces de valorar la gravedad de esta realidad. Ni por ellos ni por nosotros, los que tenemos la obligación de cambiar muchas cosas para lograr una reversión del problema.

Si usted quiere probar con la encuesta, la puede hacer desde esta dirección. No hay prisa, tenemos dos meses para entregarla y vamos bien. Pero si usted cree que soy excesivo en mis apreciaciones, entre y cambie la forma de pensar a costa de que su opinión también cuente. A partir de septiembre de 2014 es previsible que se borre, pero tampoco estoy seguro de nada.