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Con tetas…, no hay Facebook. Me han censurado

Por fin soy tenido en cuenta y he logrado ser aupado al limbo de los censurados. Ayer Facebook me censuró y me exigió borrar todas las fotografías eróticas y de desnudos que había publicado en su red tras anularme mi cuenta en la red. Es su casa, efectivamente. Y al final y tras plegarme al borrado, recuperé mi cuenta. ¿Para qué…, si no me siento libre?

Todo empezó cuatro horas antes, cuando publiqué una fotografía de los años 20 donde se ve una joven con los pechos desnudos. La había fotografiado (la fotografía) en un pasillo de una cervecería alemana en Berlín e iba acompañad de un texto sobre arte en un blog que solo habla de arte. 

Los telediarios están todos los días llenos de violencia, el mundo da asco y las acciones de guerra, hambre, muerte o dolor se multiplican. Pero enseñar unas tetas en blanco y negro es pecado, más si son artísticas y van acompañadas de un texto donde hablo de los cambios de visión del arte fotográfico en los últimos años, dentro de un blog de ARTE.

Como es lógico borré la imagen. Y me pidió borrar más. Incluidas una de una tetera y otra de un cuadro abstracto, y otra de un bar de mi barrio por la noche. Jo.

Pero lo grave no es esto. Yo ya sé que es su casa. Lo grave es pensar que el día que desde su casa y desde la casa de varios lugares más como Facebook, decidan que todos nosotrxs no escribamos sobre el TTIP, o sobre el hambre, o sobre Mariano Rajoy, o sobre Merkel, o sobre Obama o sobre cualquier tema que les moleste, me —nos— lo volverán a prohibir.

Nos lo volverán a prohibir, sí, en cuatro horas. Escribimos en internet “desde y a” lugares americanos. Google, Blogger, Twitter, Facebook, Instagram, etc. Lugares que son “sus” casas y se basa en “sus” leyes. No rigen estos lugares desde los que yo escribo, las leyes de censura de “mi” país, sino las de su propia casa, es decir, las de su propio país. Creemos que como escribimos y publicamos desde nuestro salón estamos escribiendo desde España. ¡Miau! Escribimos dentro de los EEUU. Nos metemos en su casa. Les estamos regalando nuestras letras, para que ellos hagan con ellas lo que les venga en gana. A cambio nos dicen que hay algunos visitantes despistados que nos leen. Pero sólo pueden leer lo que antes ellos quieren que lean. Las tetas NO se puede mirar. ¡Caca!