No es lo mismo una depresión leve de un duelo no complejo

Todo tipo de depresiones requieren tratamiento. También la leves. Ante una depresión o lo que es más claro, ante los primeros síntomas depresivos, hay que acudir al médico de familia y consultar. Incluso aunque nos creamos que la depresión leve ha desaparecido hay que consultar con un profesional e intentar resolver todos los problemas que tenemos encima.

La presencia de síntomas que pueden asemejar a la depresión: como tristeza, cansancio físico o mental, ganas de llorar sin motivo, nerviosismo, dificultad para dormir, etc. son habituales en situaciones de problema personal grave o mantenida en el tiempo, o en situaciones de pérdida o duelo. 

Para diferenciar una depresión de un duelo no complicado hay que tener en cuenta que en el duelo no suele observarse la presencia constante de ideas de culpa o inutilidad, no existe una alteración importante del modo diario de comportamiento y no suelen aparecer las ideas de suicidio, que si suelen ser más frecuentes en la depresión. 

Además, el duelo no complicado suele empezar poco después de la pérdida, y mejora a lo largo de los meses, pues el tiempo va resolviendo el problema. La mayor parte de los duelos no complicados se resolverán por si solos, como situación humana normal que es, y solo se tratarán con antidepresivos cuando por su larga duración o gravedad de los síntomas acaben complicados con un episodio depresivo.

Y recordar siempre que aunque una depresión leve se haya resuelto, hay que mantener la medicación al menos unos 9 meses más, para evitar recaídas. Nunca se debe dejar la medicación, sin el consejo y control médico o profesional.