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Discurso económico de Mariano Rajoy en la sesión de investidura

No está el país para andarse con rodeos. El discurso de Rajoy ha estado centrado casi única y exclusivamente en un monólogo económico acentuando las directrices que tomará una vez que esté en el gobierno, desde la seriedad y el rigor que en estos momentos se necesita, aunque siempre hay cosas que criticar y que destacar, y aunque no podamos dejarnos llevar por las palabras que esconden los hechos, podría haber sido mucho peor.

La cifra a destacar, los 16.500 millones de euros que hay que recortar, ha sido el impacto que fundamenta el discurso posterior, sin embargo, quizás es el mayor pero, no ha dicho ni una sola medida concreta por la que llegará a esta reducción. Como una verdad a medias de la que nos esconde los entresijos que más nos puede doler, esta cifra (a buen seguro impuesta por Merkozy) queda latente y a la espera del próximo año para ser más explicada.

No creo que el mensaje pueda ser de “va a recortar”. No. Eso ya se hizo en campaña, la gente ya lo sabe, y la gente ya votó. Y si bien puedo no estar de acuerdo en parte del fondo y la forma, lo que va a haber es lo que ya se ha decidido por democracia. De nada sirve seguir criticando lo mismo. Y hasta que no veamos la forma concreta en la que se estipula este recorte, vagancias, por mi parte, las mínimas. (Y no puedo estar más molesto con el recorte del 30% que se espera para la universidad de Zaragoza).

La paradoja es que, tras el anuncio de la reducción del déficit, las siguientes medidas se han centrado, sobre todo, en medidas que aumentan el déficit, algunas mejores y otras peores.

Bonificaciones por contratación del primer trabajador y de la SS a menores de treinta durante el primer año es un intento (quizás algo vacuo) de fomentar el empleo.

El pago del IVA aplazado al cobro de facturas era algo necesario para parar parte del estrangulamiento que azota a las pymes.

La subida de las pensiones es una mera acción electoralista que ha tenido que acatar pues fue su única propuesta en campaña.

Vuelve la deducción por compra de vivienda. Algo innecesario y que intenta resucitar a un sector que tiene que seguir reestructurándose por otras vías, sobre todo precios.

Se congela la contratación pública. Desde una visión de izquierdas, creo que no puede haber pensamiento más crítico que el mío para una gestión pública ineficiente y mal gestionada. Aunque no creo que la solución sea minimizar el peso de la acción pública. Creo que aquí son necesarios pasos de mayor calado y acuerdo social, pero los temas importantes son siembre obviados por los gobernantes.

¿Se atreverán con las diputaciones provinciales? Habla mucho de duplicidades, pero no concreta nada.

En cuanto a justicia, la modernización es algo clave. Tenemos un sistema judicial de pena, casi tanta como un sistema sanitario que sí, es de calidad, pero que se lentifica por unos recursos bien escasos, bien mal gestionados. Estoy viviendo en mis propias carnes un proceso judicial con el que llevamos años, donde las citas se retrasan años… no podemos pretender ser un país serio con un poder judicial manirroto. Veremos que se hace finalmente.

En cuanto a energía, me da a mi que de la frase: “utilizando todas las tecnologías disponibles” podemos obtener: “centrales nucleares”.

No me gustan, pero no soy contrario a su uso. Menos cuando se la estamos comprando a Francia a apenas unos kilómetros de nuestras fronteras. Creo, en cambio, que la energía verde puede dar más empleo y más futuro a largo plazo. Pero el problema es de eficiencia (en apenas unos años la tecnología verde utilizada hoy puede avanzar y rebajar tanto los costes que sea más beneficioso esperar).

La educación es uno de los planos donde más contrario soy. Creo que son necesarias varias reformas sencillas, pero que no se acometerán, mientras se habla de I+D y se recorta en la universidad. Un bachiller de 3 años me parece absurdo, a no ser que se sustituya por un año de ESO y se fomente una especialización más marcada y más independiente de la selectividad (En 2º no aprendí nada útil para la universidad, fue todo un curso por y para aprobar los exámenes de la selectividad, temarios, libros, autores y problemas eran estudiados con ese único criterio).

En definitiva, Rajoy ha hecho un discurso (o le han hecho) con un guión que ya todos sabíamos y del que no nos podemos sorprender. Se ha desatendido de lo malo (aun anunciándolo) para que las criticas no pudieran ser concretas (esperará al próximo año). Algunas medidas eran necesarias, otras fueron prometidas, otras eras obvias, algunas totalmente innecesarias.

Algunas puyitas del sistema de cotizaciones no me han hecho mucha gracia, implicando una menor solidaridad (redistribución), aunque sin forma concreta no podemos saber nada.

La promesa de dialogo queda muy bonita, pero con una mayoría absoluta es un mero espejismo. Aunque ya ha avisado. Esta entrenado para mantenerse estoicamente ante todas las manifestaciones que vayan a hacerse contra él. De la izquierda depende actuar con inteligencia para conectar con la ciudadanía que quiera buscar otras propuestas (si es que las hay, que yo creo que sí), o ofuscarse en criticar ante una pared lo que ya nadie quiere oír de labios de los que menos derecho tienen a hablar.