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Hay que tener mejores profesores para que formen a mejores alumnos

A estas alturas de la pandemia hablar de ella y dar datos es absurdo. Se los conocen todos. Pero es cierto que podría ser la hora de reflexionar sobre lo que somos, lo que queremos, lo que no hemos sido capaces de mimar lo suficiente en estos años o décadas pasadas. 

Yo he asistido a reuniones de directivos del SALUD aragonés y se vanagloriaban de que nuestra Sanidad era la mejor del mundo. Y todos los asistentes asentíamos con la cabeza. Éramos los mejores, sin saber que aplaudirnos no sirve de casi nada. No lo éramos pero además fuimos en los últimos años dejando el buen camino hasta llegar al punto actual.

Seamos sinceros, no tener en la Bolsa de Trabajo a dos matronas para cubrir en Zaragoza es de premio al error continuado. ¿Dónde se ha escondido la planificación educativa? ¿Para qué sirve la Formación Profesional total y amplia, contínua y sin parar? 

Estamos llenos de academias pequeñitas con cientos de cursillitos de juguete para cobrar subvenciones y tener entretenidos a los desempleados de larga duración. Hay que decirlo. Incluso hay que gritarlo. ¡¡NO!!

Lo que necesitamos es una Formación Profesional de verdad, para todos los sectores, constante y contínua, que se dedique también a los profesionales que quieren seguir aprendiendo, que desean ampliar sus conocimientos. Y a esa FP se deben enganchar las empresas, sean privadas o públicas, pues en todos los espacios se necesita aprender.

Necesitamos con urgencia una Formación Profesional que enseña a crear empresas, que sirva de aliento a nuevos empresarios con ganas, con conocimientos, con deseos de innovar y seguir aprendiendo. Hay que tener mejores profesores para que formen a mejores alumnos.

¿Cuántos profesores de Universidad les ha venido grande tener que dar clases NO presenciales? ¿Cuántos no saben crear vídeos de sus clases para colgar en Red? ¿Cuántos han tenido dificultades para organizar exámenes con seguridad desde internet? Pero no tenemos formación suficiente y planificada para estas necesidades de nivel alto.

Pero lo mismos sucede en multitud de asuntos en los que España debe ponerse a trabajar con urgencia. Nuestra economía no puede pivotar sobre los Servicios y el Turismo. Hay que industrializarse en la mirada puesta en ese presente que llamamos Siglo XXI