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La música amansa la vida, la música da seguridad

Debo poner una música para sentirme vivo, para que el silencio se escape por mi decisión de llenar el ambiente de sonidos, para demostrar al momento que yo todavía mando y que puedo decidir lo que se escucha y lo que no se escucha. 

Debo poner música para que sepan los bichos de la calle de tierra, los pájaros que sobrevuelan sobre mi cabeza, que tengo poder y dominio sobre los sonidos.

Debo poner incluso ruido al momento, para sentirme seguro, para demostrarme que soy capaz de elegir y que si estoy en silencio es simplemente porque quiero estar en silencio.

No hace falta que sea una música muy fuerte, no se, algo clásico, algo orquestado, una música ambiente que se repita para no tener que entregarle mucha atención. Un poco de pop.

No funciona el reproductor, no se oye nada. No tiene fuerza, se apagan sus controles, debo cargarlo, está vacío.

Ahora me doy cuenta que a él le falta fuerza pero en cambio yo no la tengo para poder romper su silencio. Depende de fuerzas que no entiendo.

Grito desesperadamente.

A través de mi ventana nublada con sol

Se nos nubla, todo se ha convertido en verde oscuro, los marrones son grises en vez de dorados, la montaña del fondo ha perdido el volumen de los árboles y la sensación de altura en su vertiente. 

No sé si amenaza tormenta o es una simple nube grande y blanca que ha decidido tapar el sol de la tarde que llegó con no mucha fuerza.

Me gustaría que fuera una tormenta porque me gustan los gritos naturales, las discusiones entre cielos, las peleas entre nubes por demostrar que son muy fuertes y saben a cielo.

Veo que vuelve el sol y la luz que dibuja, y que otra vez la montaña recupera su fuerza que impone y vuelve a demostrar que es más alta de día que de noche.

Ha sido simplemente un sueño momentáneo 
de luz, que ha querido probarme para saber qué pienso sobre su presencia, o sobre su ausencia cuando a él le da la gana de abandonarme.

Regresa con más fuerza, tanta y tan amarilla que salgo al porche a ver el cielo para saber qué pretende. 


Sí, está jugando conmigo y con las nubes de algodón hasta formar dibujos blancos sobre el azul del lienzo. No se yo si al final no terminarán cabreados todos.

Tiempos de ababoles (amapolas) rojos. Tiempos de color

Es tiempo de margaritas, de amapolas rojas sangre, de pequeñas flores de alfalfa que con su color malva se mezclan con las verdes hojas bajas que las sujetan.

Tras los ventanos del comedor las cuento: una, dos, cinco, siete. Hay nueve flores rojas, nueve ababoles que yo veo desde la ventana.

Comprendo ahora porque se llaman ventanos. Cubren las ventanas, están encima de las ventanas.

Estar encima no es una ventaja, son los que más frío y lluvia soportan. Creo que no debo arreglar las frases machistas, porque quedan más machistas.

Se llaman ventanos, porque alguien hace —ni se sabe cuantos siglos— decidió llamarlos ventanos y punto redondo.

No lo se, pero dudo. ¿No sería antes ventano que ventana? No debo seguir.

Cuento las amapolas desde la ventana y me salen once. No lo entiendo. Bueno si, es que me he movido.

Me han dicho que son flores de un día, que son tan libres que si las cortas se mueren en el acto, que es imposible tenerlas en un jarrón.

Unas flores con carácter que no se dejan regalar.

Cómo defenderse de las crisis económicas

Es posible que las crisis económicas te esté tocando, te afecten de alguna manera borde. Es normal, nos sucede a todos. Pero no olvides que es un pequeño elemento dentro de una cadena inmensa en donde tu labor es pequeña, luego… intenta sobrevivir lo mejor que puedas con el problema, pues puedes hacer poco más que defenderse.

Asume la crisis, es el primer paso.

Lleva una contabilidad diaria de tus gastos, controla claramente tus ingresos y en qué te los gastas, así podrás ajustar recortes sin que te afecten en exceso a tu nivel de vida.

Y piensa que lo más importante no te lo van a poder tocar ni quitar. 


Tu libertad, tu familia, ese paisaje que te gusta, unos buenos huevos fritos con patatas, un vino tinto.

Piensa solo en tu crisis, no en la crisis general de los demás, con agobiarte con la tuya ya tienes bastante. 


No intentes entender porqué vienen las crisis, tu no tiene la culpa y no puedes hacer mucho por evitarlas. Piensa que son ciclos que cambian en pocos años, incluso a veces en meses. Es cuestión de soportan el tirón. Y de resolver tus problemas. Solo los tuyos. De momento hay que volverse egoísta.

Sonríe y prescinde de todo lo superfluo.

Pequeño truco (consejo) para curar el estrés leve

No pienses que es un error; estás leyendo un consejo real. Y puede funcionar. Y si falla… siempre te quedará el médico.

Si no tienes suficiente economía para hacer un viaje, si no te apetece hacer algo nuevo, si no tiense fuerzas para escaparse a un lugar diferente, simplemente: ¡abúrrete!

Dejar que el tiempo se escape, dejar que el cerebro se aburra, que el vacío te lo llene las siguientes horas, funciona como elemento anti estrés.

Es como hacer un reset al cerebro.

Simplemente descansa, abúrrete, no hagas nada, túmbate en el sofá y piensa en una situación anterior que te agrade, escucha una música no especialmente excitante.

No hacer nada ayuda a que el cerebro se relaje.

Simplemente con cambiar tus hábitos diarios, puedes ayudarse a vencer el estrés del momento.

Y recuerda que si tu situación de agobio, de dejadez, de tristeza, de decaimiento te duran más de un par de semanas…, debes acudir a tu médico de familia y comentárselo. 


Ya, lo sé, no se hace así nunca, efectivamente, por eso están las farmacias vendiendo tanta fluoxetina. pero una vez que empiezas a tomarla es complicado dejar ese remedio.

Los arbustos verdes que sobresalen de la nada

No entiendo porque esos arbustos tan verdes han querido salir por encima del tejado de enfrente a mi ventana, son altos, no deben estar allí, son verdes brillantes, no entiendo bien de qué tierra se alimentan.

Los mira tras los portones de madera de la ventana y observo que se mueven mecidos por el suave viento, están vivos y crecen entre las tejas viejas de la casa abandonada…, y se ríen yo creo de la inverosímil que resulta crecer sobre piedras, alcanzar el cielo desde la poca tierra que se ha depositado entre las viejas tejas del corral viejo.

No tienen sentido pero en cambio tienen vida y libertad para seguir vivos. Simplemente les miro y me asombro de su fortaleza.

El viento es mi amigo aunque no me haga ni caso

Escucho el silencio romperse con una ráfaga de viento que me mueve las cortinas de la puerta de entrada. Sin querer se me va la vista hacia ellas esperando que alguien entre en la casa por la puerta abierta.

No hay nadie fuera, estoy solo en el pueblo, es el viento que ha entrado para ver quien estaba en esta casa que casi siempre está vacía. Vigila sus moradas y se balancea entre las habitaciones porque para el le resulta sospechoso que alguien esté ocupando espacio y tecleando sobre una pantalla.

No se si saludarle o no darme por enterado. Espero que no se enfade, simplemente le estoy haciendo compañía en unos días de escape físico y mental.

—¡Calla! —le digo con voz baja. Soy amigo, y me encanta que entres en mi habitación porque sé que tu espantas a las mosquitos. Hazte amigo mío y yo te recordaré.

Pero él ni me mira, pasa veloz a esconderse tras otra ventana abierta y al poco vuelve otra vez a jugar conmigo en otra volada de viento.

Nos respetaremos. Creo.

Estoy solo; completamente rodeado de enemigos.

Sin reloj, simplemente mirando al cuerpo por dentro. Si tengo sueño me voy a la cama, si hambre me pongo a calentar unas pechugas de pollo, si cansancio me siento y miro el horizonte por donde aparecen cuatro buitres volando muy alto.
Hoy no se que está sucediendo en el mundo. Exactamente igual que a la inmensa mayoría de los que vivimos sobre esta tierra, que casi nunca se enteran porque no les importa qué es lo que les sucede a los otros.
Hoy no tengo Internet, no tengo televisión y creo que podré soportarlo bien; no tengo periódicos y es posible que no me sucede nada por no saber qué está sucediendo hay afuera. No tengo gente con quien hablar, estoy solo, No, estoy con muchos colegas que revolotean por encima de mi, pájaros sin orden, mosquitos que me observan y me huelen, pequeños escarabajos marrones que se reparten el camino con las hormigas.
No estoy solo, simplemente es que no me puedo comunicar con ellos. Soy tan tonto como todos ellos juntos y menos listo que uno solo de ellos, que saben manejarse mejor que yo por estos hierbajos. Ni me miran y eso que les estorbo.

Los libros de vacaciones son para el verano

Para el verano, para las vacaciones todos hacemos acopio de libros que consideramos interesantes antes de leerlos. Conviene empezar unos párrafos en casa, para no llevarse sorpresas en la nueva residencia temporal.
Todos leemos más cuando tenemos más días libres, luego si trabajáramos menos horas, leeríamos más. Bueno, si, en teoría.
Yo tengo encima de mi mesa tres o cuatro libros para elegir uno para unos pocos días de asueto.
Un libro sobre política, otro con claves para mejorar la manera con que vemos la vida, uno con consejos para escritores y un cuarto recién sumado a la mesa, sobre ciertas épocas de la historia de Aragón.
No se al final qué libro caerá al bolso, pues todos ellos están en la lista de pendientes e incluso de empezados.
Cuando elegimos una lectura de verano, deseamos muchas veces abandonar la rutina y la vida común, no nos gusta que nos martilleen con los mismos temas con los que laboramos. Una novela simpática encaja muy bien. Yo escapo de los libros que se venden nada más entrar en las librerías, me da igual quien los haya escrito, prefiero leerlos cuando se esconden en la estantería. Manías mías.
Es posible que repesque un libro de Simenón, porque estoy en plena construcción de una novela negra y nunca viene mal aprender un poco de los maestros. No es copias, es beber.
Cuando escribo no me gusta mucho leer, creo que para mi son actividades incompatibles. Contra más escribo menos leo, algo que no es recomendable para nadie. Contra más escribo más exigente me vuelvo con las lecturas ajenas, más valoro las buenas lecturas, más exigente me vuelvo con mis relatos, más deseo aprender y practicar, incluso jugar con mi literatura.
Aprendí a jugar con la pintura, no pasé de ello, simplemente me divertía pintando a mi manera, creando ideas nuevas. Me encantaría poder mover las palabras para formas paisajes surrealistas, saber jugar con las ideas literarias para inventar personajes irreales pero no fastasiosos.
Creo que es cuestión de intentarlo.

Frase que avisa

Si consigue mantener la calma cuando todo el mundo pierde la cabeza,
entonces es que no se entera del problema.

Ley de Evans

Las noticias buenas son malas

Leía el otro día un artículo de Juan José Millás sobre las noticias buenas y malas, que me ha traído ahora a la memoria a mi padre, quejándose de que en aquellos telediarios de las primeras televisiones, sólo daban noticias malas.
Con los años hemos mejorado y ahora que él ya no ve el telediario, las noticias son peores, lo cual es un puntazo porque al menos se lo curran más y gratifica saber que tampoco ahora nos toca ser unos desgraciados totales.
En mis años de joven tuvo mucho éxito un semanal amarillo que era naranja claro, que poco a poco se fue haciendo con el espacio de "El Caso", otro diario de sucesos maravilloso para aquellos años grises marengo.
Creo que el semanal se llamaba "Siete Días" y solo daba noticias tremendistas y malas, lo cual alegraba un riñón a las familias tristes y pobres que veían que al menos ellas no lo pasaban tan mal como los que salían en los papeles. Era una forma de consolar al tuerto.
Tuvo que cerrar en cuanto empezó a sacar a chicas jóvenes enseñando los pechos en blanco y negro. Aquello no deba pena y pedió los clientes.
Nunca he sabido si aquellas malas noticias las organizaba el régimen para dar moral a los pobres, que éramos casi todos.
Como ahora la información es mucho más cercana, más extensa, hay que machacar a la ciudadanía con constantes recuerdos de que podría ser todavía mucho peor. Una vez que has visto un par de telediarios de los "buenos", te sientes como nuevo aunque estes en el paro y te duela la muela del juicio. Menos mal que están en todo, para que suframos lo menos posible.

Yo también tengo pueblo

Yo también tengo pueblo, siempre he necesitado tener un pueblo en mi vida, y creo que es precisamente porque nací en ciudad y crecí en un barrio pequeño y cerrado que siempre me ha marcado en la maravilla que es sentir la calle en tu crecimiento.
Todos necesitamos el aire libre, la libertad de la calle, el contacto con algo más grande que un piso, como sucede ahora en los niños actuales. Disponer de una infancia vivida en la amplitud te ayuda a saber reclamar el aire como elemento muy necesarios.
Mi pueblo lo era en los veranos, cuando mis padres me llevaban a casa de la abuela a pasar unas semanas. Era el contacto con los animales, con el campo, con la noche, con la lluvia, con el río. Elementos que hoy son muy complejos de conseguir.
Los niños necesitan saber que hay estrellas, que los animales tienen un tacto especial, que cuando hay tormentas huele distinto, que la tierra es maravillosa, que cenar en el campo tirados en el suelo es un lujo gratuito.
Todos debemos trasmitir a los descendientes, que hay muchas otras formas de vivir, y que perder los pueblos es perder parte de la cultura y de la libertad.
Mi pueblo es de Soria, mi pueblo es Soto de San Esteban.
En mi pueblo aprendí tantas cosas, que de vez en cuando debo volver para recordarlas.

El paso más importante

En el camino hacia la meta, el paso más importante es el primero.
Sin ese paso, nunca podrán venir el resto.
El más difícil de dar es el primero, el de la decisión de ir en busca de la meta.

Simplemente un paso es lo que se interpone entre tu meta y tu inactividad.

Cambia tu vida, eres el responsable de tu felicidad

No hay ley, costumbre, tradición o regla que no se vaya a modificar en algún momento.
Incluida esta.

Sin duda nos aferramos demasiado a lo establecido, a las normas que todos entienden como normales, cuando nada hay que sea eterno.
Muchas de nuestras normas, fueron ilógicas en otros tiempos cuando no ilegales. Serán cambiadas en el futuro por otras, que posiblemente hoy, entendemos absurdas.
Si necesitas cambiar, hazlo, no esperes a que sean otros los que te ayuden en el cambio, no es así como funciona esto, si deseas el cambio, si necesitas modificar tu vida, debes ser tú quien avance, quien tome las decisiones.

Tu vida es tuya, solo tuya, y cuando se acabe, no sucederá nada en el mundo. Todo seguirá igual. No somos imprescindibles para nadie, si acaso necesarios.

Cassandra´s dream o El sueño de Casandra

Hoy he tenido la oportunidad de ver la película "Cassandra´s dream" de Woody Allen, y no me ha dejado un buen sabor de boca.
Es cierto que todos los que adoramos a Woody esperamos mucho de sus películas, pero sobre esta ya había leído que no estaba a su altura, y por eso ha esperado un tiempo hasta ser visionada por mi.
Es cierto que aunque él lo niegue, si que creo que esconde más que una historia trágica de dos hermanos ambiciosos, o al menos si que se puede leer en ella renglones de la inevitable importancia de las circunstancias en la vida de sus personajes. Parecen condenados a seguir con su vida, son su camino, que les viene paso a paso sin poder en realidad, tomar decisiones en contra.
Es una historia hilvanada que creo se podría haber salvado con un final distinto, más de Woody, más impredecible, más osado.
Pero esta vez, no hemos tenido sorpresa con sabor.
Es eso si, una buena historia, contada muy bien, como hay muchas en el cine americano de autor.
Esperaremos la próxima.

Nunca es tarde para empezar un camino nuevo

Hay veces en la que uno necesita ser rescatado, ser aupado del suelo. Todos necesitamos ayuda en algún momento de nuestra vida, pero no siempre la recibimos.
Entregar ayuda a los demás no es sinónimo de que encontrarás la tuya cuando la necesites, porque todos dependemos de muchos factores externos.
A veces es bueno retirarse un tiempo de la circulación, para el motor, hacer reset y volver a andar en otro momento, en otro lugar.
Nos movemos dentro de nuestra vida, alrededor de unas circustancias que se nos han ido pegando a nuestro lado y que a veces pesan y mucho.
Pero nadie nos obliga a cargar con estas circustancias por el resto de la vida.
Ya, lo se, es muy complicado abandonar las alforjas que se te han ido cargando a las espaldas, se que es muy complejo dejar el peso en el camino y emprender una nueva vida, una andadura vacío de peso y con ganas de volver a encontrar nuevas maletas. Pero que sea complejo no quiere decir que sea imposible.
Necesitamos respirar, no hay ley que nos impida en los países occidentales, intentar en la medida de nuestras posibilidades volver a vivir. Renacer con una vida en blanco y volver a empezar el camino.
Nunca es tarde.

Necesitamos tener libertad

Muchas veces nos encontramos en la disyuntiva de tener que respondernos a preguntas atrevidas, que afectan a nuestra vida presente y futura, cuya respuesta nos puede hacer cambiar el modo de vida totalmente.
Debemos estar preparados para respondernos, bien sea con la libertad total de quien decide por el cambio, bien con la responsabilidad de asumir que no es el momento o la situacion.
En la vida no tenemos muchas ocasiones para cambiar radicalmente nuestro rumbo, por eso, cuando se presenta ante nosotros debemos tener preparada la respuesta, porque a veces no nos dejan mucho tiempo para coger el testigo y lanzarte a la carrera.
Siempre es posible volver a tener vida, siempre es momento para empezar de nuevo, siempre es la ocasión de decidir seguir como se está. Nuestra libertad es tan inmensa, que incluso cuando no decidimos actuar, estamos decidiendo.

Croacia y un poeta

Y miro al mar que sube hacia mí
y escucho al mar, buen día dice
y él me escucha y yo le susurro
¡Oh! buen día mar, le digo bajito
y todavía más bajo repito el saludo
y el mar escucha, escucha y se ríe
se calla, se ríe, se empina
y miro al mar, y miro al mar dorado
y miro al mar que sube hacia mí
y un buen día digo, mar dorado
y buen día mar, dice el mar
y se me hecha al cuerpo en un abrazo dorado
y el mar y yo y yo y el mar
nos sentamos juntos en la playa
y sonreímos, sonreímos al mar

Josip Pupacié

Sin palabras de Mingote (cortesía de XLSemanal)


La libertad tiene estos caprichos