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Las personas necesitamos abrazos, sentirnos, tocarnos, darnos calor


Hace unos días se hablaba en los programas de cierta cadena de televisión sobre la escasa relación de una madre y su hijo, ambos famosos. La frase que se me quedó en la cabeza fue: "Yo necesito abrazos, yo necesito a mi madre". Lo decía el hijo, ya mayor de 30 años. Abrazarnos es tocarnos, es intercambiar energía, es sentirnos vivos.

Y es que por raro que pueda parecer, no siempre con lo material, con el dinero, nos sentimos mejor. A veces, y más en estos tiempos de Covid, necesitamos más cariño, más llamadas, más abrazos, más calor humano…

No es mi caso personal, porque nunca me han faltado muestras de cariño en mi familia y en mi círculo más cercano, siempre he tenido a alguien cerca y eso es una suerte enorme.

Se nos olvida a veces que no somos solo parte de una empresa, de una asociación, o de nuestros trabajos. Somos por encima de todo familia. Me da igual desde el puesto de hijo/a que desde el de padre o madre. La familia siempre es lo más vital, y desde mi punto de vista cuando a alguien del núcleo familiar le ocurre algo importante, todo lo demás es secundario.

A veces las jornadas de trabajo, las relaciones sociales, y el propio ego, hacen que miremos para otro lado y no veamos lo que tenemos dentro de casa. Incluso puede que ayudemos con más gana al de fuera que al de dentro.

Y sin duda un abrazo, un paseo, un gesto de cariño, o algo que distraiga la mente, es la mejor ayuda para cualquiera, mucho mas valiosa que todo el oro del mundo.

                        Laura Puente Ajovín

La Sanidad en España es la mayor del mundo. Si no la utilizas

La enfermedad es un estado líquido en el que todos necesitamos a médicos para que nos digan que no tenemos nada. Si nos tienen que decir que estamos jodidos… eso ya no sé… dudamos del papel de los médicos. Los médicos están para curar, no para hacer de carteros.

Durante décadas hemos oído, hemos dicho, yo he asistido a decenas de reuniones, donde nos repetíamos como mantras que nuestra sanidad era la mejor del mundo mundial. Cuando la propia sociedad es la que se ha enfermado, primero desde 2008 por una gripe jodida en nuestras economías, y doce años después por un bicho chino que vete a saber de dónde ha salido, nos hemos dado cuenta que todo esto es una mierda.

Empezamos marzo haciendo mascarillas en el barrio de sábanas viejas o de retales de saldo. El caso era defenderse no sabíamos de qué. Ahora que seguimos sin saber de qué, se nos va diciendo poco a poco que estas mascarillas no sirven, que tenemos que estar en casa sin salir, que hay que respirar entre familiares y que los amigos ya no valen y a veces matan, y que hay que joderse.

Ya no nos queda ni París y en media España ya no nos queda ni salir al pueblo de al lado. Y luego nos enseñan en la televisión a desobedientes, cuando lo normal es estar cabreados y con mala hostia. ¿Quién nos iba a decir que con la democracia nos meterían en un confinamiento perimetral durante seis meses y sin dar explicaciones en ese tiempo? 

Por cierto… ¿un confinamiento perimetral es que solo puede observar de cerca el perímetro de tu cintura? ¿Ya no puedo abrazar a nadie más que a mi… a mi mismo?

Cuando se te mueren los contemporáneos, te suele doler la ingle


No sé ni de dónde vengo, ni mucho menos hacia dónde me estoy dirigiendo. Bueno esto sí, hacia la muerte, pero no se lo digo a nadie pues ya lo saben todos. Por edad, no hay que meterse prisa. 

Hoy se nos ha muerto un escritor, Javier Reverte a los 76 años y me pongo a sumar y a restar y me entra dolor de ingles. ¿Me quedan…? Y me conformo con pensar que no siempre es así, que cada uno somos una historia distinta. Lo cual no sé si es peor o mejor. 

Enseguida vienen a mi rescate las mismas noticias y advierten con urgencia que se ha muerto Sean Connery a los 90 años y vuelvo a sumar y a restar y me digo… —Así ya sí, bien. Me queda tiempo para terminar lo que tengo empezado. 

Nunca se termina lo que llevamos entre manos, pues los que llevamos cosas a medias, con la edad, estas van aumentando y no disminuyendo. 

—¿Empiezo ya a ir recogiendo? No, espera un poco —me respondo— no hay prisa y si empiezas a recoger parece que lo estás llamando. 

Y me he quedado mirando la televisión como un imberbe sin enterarme de nada de lo que ponían. ¿No hacer nada es hacer algo?



No copies, sé original. Pero fíjate en lo que hacen los otros y aprende


El éxito depende en gran medida en ser original; en lograr un servicio, un trabajo, una idea que tenga una parte de originalidad indudable. Pero eso es muy complicado y lo sabemos los que buscamos constantemente eso, el ser diferentes.

Ahora solo puede triunfar quien explora lo distinto al resto, quien añade algo que no es habitual, que no se hace con mucha normalidad, que ofrece un punto de vista poco habitual. 

Es tanto lo que se ofrece en todos los campos que lo normal es repetirse. Pero si ofrecemos lo mismo la competencia es brutal, y además todos ellos han llegado antes que nosotros.

Hay que lograr atrapar a clientes, espectadores o al menos que nos escuchen, nos hagan algo de caso, nos tengan en cuenta. Pero eso supone hacerles cambiar de sus rutinas. Y si no les ofrecemos algo distinto a lo que ya consumían… es muy complicado.

Así que el camino es diseñar algo que sea diferente, original. O bien… y aquí está el truco para el trato… lograr adivinar qué se está haciendo en otros espacios más rompedores y copiarlo en parte. 

Siempre hay mercados que se mueven por delante del resto, y por eso los que pretenden conquistar la originalidad están muy atentos a ellos. 

No tanto para hacer una copia burda, como para adivinar por dónde se mueven en el campo de las ideas y adaptarlas a las realidades de cada mercado, de cada segmento de clientes, adaptando ideas.

Fijémonos con atención, intentemos adivinar qué de nuevo está surgiendo o cambiando, y sepamos adaptarlo a nuestros mercados de ideas. 


Y el iMac decidió irse a negro, al joderse la tarjeta gráfica


Hoy el propio ordenador amigo ha decidido darme la sorpresa y tras dos días en negro ha revivido lo cual es una enorme alegría mañanera pues eso me ha permitido asegurarme bien de que tenía copias de todo. 

Cada vez que se muere una máquina te entra un dolor de "bebos" complicado de explicar. Ya los primeros miedos sobre este tema fueron hace más de 30 años, pero siempre es igual. 

¿Habré sacado copias de todo? La inseguridad se apresta a tocarte la moral, cuando no es la completa seguridad de que efectivamente…: NO habías sacado copias de “algo” siempre importante. 

Se está seguro cuando algo se ha hecho mal y completamente inseguro cuando crees haber hecho algo bien. Debe ser Ley de vida. De mi vida, claro.

¿Pero no decían que los Apple no se estropean nunca? Pues no, se estropean menos pero se vuelven viejicos como yo. El anterior a este que ya tiene 10 años todavía está funcionando en casa de un amigo, y ese tendrá ahora unos 20 años. Trabaja poco eso sí. Y este desde el que escribo ahora (hasta que decida joderme, y es posible que si se entera de lo que hice ayer, lo haga pronto) ya fue literalmente ayer a media mañana hundido en la miseria… pues hice el amor con los de Apple y pronto nos saldrá un nuevo niño. También esto es Ley de vida.

Para los que les sucede la mismo, si te va a negro la pantalla y te salen unas rayas gruesas (o finas) en vertical, sueles ser la tarjeta gráfica que ha decidido morirse. Como a veces puede ser un exceso de calor que ha provocado un agrietamiento de alguna soldadura (por ejemplo, que todo puede suceder), dejar el ordenador unos días enfriado y volverlo a encender puede hacerlo funcionar unos días. Y otro truco tonto pero que a veces funciona es encenderlo y aguantar la pantalla negra con o sin rayas un par de horas, hasta que se calienta el ordenador y se dilata algo la soldadura. Está enfermo terminal, pero te sirve para revisar copias, mirar datos y apuntarlos, pues en breve tiempo tendrás que montar un nuevo aparato y siempre surgen dudas.

El hambre emocional: ¿qué es y por qué se produce?


El Hambre Emocional es la sensación que nos lleva tal vez por ansiedad descontrolada a comer en exceso y de forma injustificada pues en realidad no se tiene hambre aunque así lo sienta la persona a la que le afecta ese Hambre Emocional. 

¿Qué lo desencadena?

Aburrimiento, soledad, estrés, ansiedad, tristeza, ira, enfado, abatimiento, depresión o baja autoestima son algunas de las emociones y situaciones que llevan con más frecuencia a una persona a comer de forma impulsiva sin mirar las motivaciones, que como vemos nunca son hambre.

Sus consecuencias físicas a medio plazo más importantes son la diabetes, problemas cardiovasculares y trastornos de la alimentación, como anorexia, bulimia, o una subida importante de peso.

Para evitar el hambre emocional, se recomienda hacer deporte, comer elementos saciantes como las verduras, y hacer un plan de comidas.

En el Hambre Emocional la persona prefiere un alimento en concreto y además lo quiere comer "ahora mismo", aparece y desaparece de forma repentina, no tiene freno y no desaparece comiendo, pero al terminar el proceso emocional, la persona se da cuenta del error y siente culpa. No queda satisfecho ni consigo mismo ni en el estómago pues no cubre las necesidades fisiológicas sino las emocionales.

                              Laura Puente

O aprendemos a repartir trabajo y riqueza, o nos lo robaremos entre nosotros

No hay duda de que esta pandemia nos ha cambiado el mundo aunque todavía no lo percibamos. De haber durado un par de meses la crisis hubiera sido sentida y contundente, más en unos países que en otros, para al durar más de un año está moviendo todos los cimientos del sistema establecido, como si fuera una Guerra Mundial pero donde es la Sanidad y no los Ejércitos los que están trabajando por resolver las situaciones.

Luego vendrán las intendencias de la economía a modular las ruinas y a intentar que no sea peor la paz sin pandemia que la pandemia sin paz.

El mundo del trabajo acompañado de las lógicas tecnologías que ya estaban entre nosotros será el gran perjudicado. O la gran actividad transformada hacia fórmulas diferentes

No habrá trabajo para todos a 40 horas semanales. 

O no sirve repartir el trabajo en pocas horas diarias, pues eso es mucho más complejo que sobre el papel. La productividad depende en gran medida de cómo modulas las horas de trabajo de cada persona.

Os pongo un ejemplo. Un partido de fútbol sería un desastre si pudieran hace 10 cambios en cada partido. O incluso se ha visto modificado al pasar de 3 a 5 cambios. En una empresa asignas la calidad y la productividad por personas, no por horas de trabajo. 

¿Cómo engranas tener a tres Jefes de Producción al día? ¿Y a varios camioneros para un trayecto de 500 km? ¿Y un cambio de panadero cada 3 horas? ¿Sería igual el producto final? ¿Y si cambia cada poco tiempo, no estaríamos facilitando todavía más el trabajo hacia los robot?

Tendremos que buscar fórmulas de reparto de trabajo y de "salario" y eso nos llevará a poner en valor "diferente" las horas de trabajo y la importancia de este en el cómputo final. 

Aquel cuyo trabajo no pueda ser sustituido por máquinas tendrá que cobrar más, aunque tendrá mucha más competencia entre "los humanos". Y quien no tenga trabajo deberá cobrar unos salarios vitales aunque sea egoístamente para consumir y para evitar violencias sociales.

La otra fórmula, viejuna como pocas, es destruir mucho para tener que volver a construir mucho. Matar a muchos para que haya menos. Es la triste y dura Ley de la Supervivencia. Así que deberemos buscar normas de convivencia más dulces.


Estar contento contigo es estarlo con los que te rodean


Si quieres hacer algo nuevo, incluso si quieres mejorar algo que ya tienes comenzado, sea en el campo laboral, cultural, artístico, de convivencia, de formación, de relaciones con otras personas, lo primero es tener "LA IDEA", la esencia del primer paso, la decisión de "hacer algo" y que siempre surge de la idea, de la decisión, incluso de una intuición, de un concepto, de una imagen que te viene a la mente.

La magia de lo nuevo, aunque sea muy pequeño, necesita una idea que te lleve a una decisión.

¿Qué quieres encontrar con tus ideas y trabajos?

La vida se trata de cansarte, de agotarte incluso… pero con aquello que te gusta y con aquello para lo que vales. Todos los días te tienes que ir a la cama convencido de que has hecho TODO lo que debías, sabías y podías hacer. Y esa es simplemente la felicidad.

Estar contento contigo mismo, para saber que has estado contento con todos los que te rodean, que les has entregado una parte diaria de tu vida, en forma distinta cada vez, pero que te has vaciado para ellos.

No puedes vaciarte para un ciudadano de Japón (o sí) pero debes vaciarte cada día para los que te rodean, sea tu familia, tus amigos, tus clientes, tus compañeros, tus vecinos de vida

Y ellos deben hacer lo mismo contigo, en la medida en que lo necesites. Llevamos millones de años haciéndolo siempre igual desde que éramos anfibios hasta ahora que tenemos internet en el bolsillo.

Perder un año de nuestro tiempo vital es mucho para las Personas Mayores


Ante los temores casi totales de la actual pandemia somos muchos los mayores que nos preguntamos en silencio: ¿Y estos meses perdidos quién los devuelve? 

Los jóvenes tienen todo un mundo de vida para olvidarse de estos tiempos congelados, pero a muchos mayores este freno les conduce a la vejez. Perder un año de actividad vital con 70 años de edad es perder casi media vida futura. 

Si me han robado todo un año bueno de mis 65 tacos ¿cuántos me quedan para disfrutar de verdad? ¿Qué representa ese año perdido en el total que queda? 

Así que las ansiedades crecen sobre todo por no saber planificarse el día a día. No se pierden años, se cambian. Simplemente hay que saber construir alrededor de cada día —sea como nos toque que sea— las actividades que nos den algún placer vital. Aunque no sea nada fácil esto.

Una noche con Papá Noel de cartón y trapo en Benidorm


 A las 10 de la noche de cualquier día loco puede suceder que incluso Papá Noel quiera tener vida propia. Yo lo viví en Benidorm que es lugar muy dado a señoras inglesas de ginebra con algo de tónica. 

El caso es que mientras todos escuchábamos en la cafetería del hotel a una pareja bien montada tocando a Elvis, la señora de la ginebra le daba por bailar con un Papá Noel enorme de los de culo gordo, pero todo él de trapo y cartón. 

Lo había encontrado entre los aditamentos de una Navidad prematura que sale en septiembre en las tiendas de Todo a 100.

Lo curioso de la dama de la ginebra era que se mantenía mucho mejor en equilibrio mientras bailaba con el Papá Noel que cuando se disponía a sentarse sin música ni marcha. 

Cuando intentaba ir hacia su mesa es cuando se le vencía el señor de rojo hacia un lado. Y ella demostraba a todos que era más interesante observarla por si se caía con el de rojo, que escuchar a la cantante que emulaba a Elvis.

La otra curiosidad de la dama inglesa es que tarareaba todas las canciones demostrando que la ginebra no te resta memoria, si acaso equilibrio. 

Y que sus gestos risueños y amables se volvían ariscos y agrios en cuanto acababa la canción y tenía que cargar con el Noel de tela y cartón sin movimiento propio.

A la mañana siguiente no bajó a desayunar. Se perdió entre esa Navidad de septiembre llena de cartón y fieltro y el propio Papá Noel que vete a saber con qué intenciones subió a la habitación de la señora. Digo yo.

¿Hablamos con calma de los suicidios en España?


Hablar del suicidio en un blog que habla de autoayuda parece una sinrazón
, convencidos de que de algunos temas nunca hay que hablar abiertamente, pues estamos creyendo que tienen efecto contagio. Y es cierto en parte, aunque también lo es que no hay convencimiento que hablar del suicidio produzca efecto llamada, ni que tapar sea lo correcto para resolver el problema.

En España se suicidan cada día unas 10 personas, y por cada fallecimiento se calcula que hay unos 20 intentos que se logran solucionar, parar, salvar. 

Los muertos por suicidio duplican a los de accidentes de tráfico, superan en once veces a los homicidios y en ochenta a los de violencia de género.

Ante esa realidad… callarnos supone no poner todos los mecanismos para resolver los problemas. Sabemos que faltan psicólogos públicos, psiquiatras en las consultas de Sanidad, que incluso acudir a las consultas privadas parece estigmatizar.

La Salud Mental no se entiende como un problema de salud similar a muchos otros, y que en gran medida están provocados los problemas que nos llevan a estos desajustes nuestra propia manera de encarar los problemas sociales o económicos. 

Hemos trabajado mucho por resolver los accidentes laborales, de tráficos, los homicidios por violencia de todo tipo, pero en cambio esos cerca de 4.000 fallecimientos todos los años por suicidio no parecen importarnos como para plantearnos medidas, excepto el silencio.

Porque hay que añadir otro elemento de juicio. Son más de 3.600 los suicidios en España declarados y probados, pero sabemos que son muchos más lo que se intentan tapar por parte de la familia, los que no se investigan, los que simplemente se sospecha y se dejan en el cajón.


Cuidado, todos somos vulnerables ante este problema. Es muy necesario mejorar la Atención Primaria de salud para detectar a personas en riesgo y de incrementar la calidad de los servicios de Salud Mental, hoy colapsados y con escasos recursos, creando campañas que aminoren el estigma social que acompaña a la enfermedad mental.

Es fundamental crear un Plan de Formación para Sanitarios, profesionales de la enseñanza trabajadores sociales, personal de los servicios de emergencia y de los cuerpos de seguridad, y trabajadores en el ámbito de tercera edad incorporando la prevención del suicidio a los planes curriculares.

¡Murieron! ¡Moriremos! Así que ya sabes, esto es lo que hay


Esta arco nos recibe a la entrada del Cementerio de Polloe en San Sebastián. La frase es contundente y además triste realidad lógica. 

"Pronto se dirá de todos nosotros lo que suele decirse ahora de los que están dentro del cementerio. ¡¡Murieron!!"

Es así de simple, y así de verdad inamovible. Así que nos queda la vida, que es lo fabuloso, lo que tenemos. Ni menso ni más. La vida. ¿Y qué estamos haciendo con la vida?

Si no te gusta, cambia. 

Si no es suficiente, trabaja más por ella y por que sea válida. 

Si es una mierda, escapa. 

Es lo único que te queda antes de que ya no te quede nada. Y no me digas que no es posible pues la realidad es que simplemente no te atreves, no quieres, no sabes. Osadía, decisión y aprendizaje.

Cambiar es imposible. Mejorar es muy positivo ¡Hazlo!


Cada uno de nosotros somos lo que somos. Parece obvio pero nos cuesta aceptarlo. No podemos cambiar, aunque sí podemos mejorar, aceptarnos, lograr que nos acepten mejor, entendernos y querernos. Pero cambiar, aunque creamos lo contrario, es imposible. Nuestra sombra siempre nos seguirá, así que aceptemos su forma.

Ya tenemos encima una mochila acumulada con nuestras experiencia vitales. Y esa está incrustada. Podemos pulirla o mirarla desde otro punto de vista. pero poco más. Nos reímos y lloramos con lo que nos hemos programado. Otras personas se ríen o lloran con otros temas, otras visiones de la vida. Y ni ellos pueden cambiar ni tampoco nosotros. 

Podemos mejorar las expectativas, modificar hábitos, pero siempre admitiendo que somos lo que somos y que incluso la propia vida nos irá modificando, para lo que deberemos estar muy atentos.

Debes estar orgulloso de lo que eres, mujer u hombre, mayor o adolescente, indio o americano, alto o grueso, con acento inglés o chino. Tienes una educación ya definida y en ella lo importante no es las matemáticas o la Geografía, sino la filosofía de vida que sin querer has ido sumando.

No te engañes, sé sincero contigo y acéptate. Mejor o modifica algunos aspectos, pero no intentes cambiar del todo pues es imposible y te frustrarás. Tu cultura es mucho más que saber quien fue Goya, sobre todo es recordar tus años anteriores y ponerlos en valor positivo.

¿Qué parte del éxito supone el saber vender bien una idea o proyecto?


Para que un trabajo nuestro tenga éxito debemos ser insistentes y originales. Sabemos que nuestra formación y nuestros conocimiento, incluso sumado a nuestro trabajo para lograr construir una buena idea suponen el… 10% de lo que necesita esa idea para triunfar.

¿Sólo el 10%? ¿Y el restante 90% qué es, de qué se compone?

Pues el 90% restante se compone de… saber venderla, darla a conocer, defenderla y creértela de forma insistente y tozuda. 

Con el 10% tu idea o trabajo será BUENO. Pero necesitarás el 90% restante para que sea excelente y para que logre triunfar e imponerse a otras ideas y trabajos. 

Es decir, sería muy posible que otras ideas peores que la tuya triunfen si la saben vender mejor. ¿En dónde nos enseñan a vender ideas y proyectos? Pues tal vez en ningún lugar, por eso a veces fallamos de forma estrepitosa. 

Humor del año 1973, para comenzar el día


Humor del año 1953, solo son casi 70 años de nada. Pero sí, el humor ha cambiado en estos años. 

Cada momento es único, diferente a todos los demás. Ichigo Ichie


Escribíamos ayer sobre el "ikigai" en esta entrada, hoy vamos a referirnos a "ichigo ichie" otra expresión japonesa que nos indica el placer de hacer una sola cosa muy bien. Si en el caso del ikugai hablábamos de que nuestra vida merezca la pena, para que la vivamos  con calidad y entrega, en el caso de ichigo ichie de lo que se trata es de convertir una de nuestras actividades (la que estamos haciendo en ese preciso momento) en algo único para nosotros, en un trabajo que debemos cuidar, mimar.

Se trata de poner en valor máximo (ichigo ichie) cada momento que vivamos, de no estar haciendo tres cosas a la vez, de centrarnos en una sola y dedicarnos a ella.

Si estamos tomando un café con un amigo, dediquemos ese tiempo solo a eso, a tomar un café con ese amigo. No debemos distraernos, atender llamadas, divagar, irnos a otros espacios mentales. Cuidamos las formas, disfrutemos de ese tiempo, de ese acto.

Debemos aprender esa capacidad de algunas culturas de disfrutar del momento, de estar solo muy atentos a cada momento que vivimos. Disfrutar de una compañía, de un trabajo, de una ceremonia, de unos sabores, de un acto cultural.

Yo mismo acudo a exposiciones con normalidad y me dedico a fotografiar las obras que me interesan (si me dejan). En realidad ni disfruto del placer de fotografiar, ni disfruto de las obras. Es luego en casa y revisando las imágenes cuando percibo detalles que se habían escapado. Pero he perdido el sentido real de la visita, no he sido capaz de disfrutar con ichigo ichie de las obras por estar haciendo dos cosas a la vez. 

Cada momento es único, diferente a todos los demás. 

Si no sabemos saborearlo lo habremos disfrutado a medias.


El Sentimiento o la Razón de Vivir. Nuestro ikigai

Vamos a rascar un poco sobre una palabra japonesa que es un sentimiento, una sensación vital que desde nuestra cultura también debemos abrazar. Se trata de "ikigai" traducido al castellano como un proceso de búsqueda de la razón de seguir bien vivos, peleando, creando, trabajando con ganas de hacerlo cada vez mejor. 

El Sentimiento o la Razón de Vivir.

Tenemos una profesión, y lo bueno es que además fuera nuestra vocación, esa misión vital que debemos cumplir en la vida con toda la pasión de la que seamos capaces de añadir. 

Encajar bien aquello por lo que te pagarían un sueldo, con lo que sabes hacer bien, con aquello que te gusta hacer y con lo que la sociedad necesita que se haga. 

En realidad tenemos a lo largo de nuestra vida varios ikigai, no siempre es el mismo ni incluso parecido. Es el motor que nos mueve, la "meta" hacia la que nos dirigimos con todas las sensaciones (no solo la económica) para convertir nuestra vida en algo que merece la pena para los demás y para nosotros mismos.

Esta palabra refleja una sensación vital a modo de pregunta: Estoy Vivo y debo tener una Razón para vivir.

Ser útil para la sociedad es una de las razones más poderosas para estar feliz, para sentirse contento contigo mismo. Y esa simple felicidad sirve para alargar tu vida y sobre todo para complementarla, para llenarla de sentido. 

Pero el ikigai es algo que tenemos que notar nosotros mismos, no podemos esperar a que nos lo hagan notar, depende de nosotros, de sentirnos bien por sentir que merece la pena estar vivos haciendo lo que nos gusta y para lo que valemos. Comprendernos y saber qué fuerzas tenemos para poner en funcionamiento una vida, la nuestra, que sirve para los demás.

El ikigai está para ser expandido, no se puede quedar dentro de nosotros, no se puede estancar en el pensamiento. Es una labor activa, una categoría vital que hay que practicar y entregar. El ikigai es para hacer, repartir, practicar, mejorar constantemente todas las horas de cada día. 

El motivo por el que nos levantamos cada día para expandir la energía, repartir el trabajo y nuestros conocimientos.

Pero es posible que con el tiempo perdamos ilusión en nuestro propio ikigay, que empecemos a dudar de su eficacia, de la nuestra, de su sentido. Para ello hay un consejo sencillo. Hay que volver a la infancia.

Cuando somos niños o jóvenes nos vamos haciendo ilusiones de futuro, nos planteamos búsquedas para saber qué queremos ser en la vida, qué somos capaces de hacer. Es posible que en esos tiempos puede que incluso lejanos, hayamos dejado olvidadas algunas actividades que no hemos sabido o podido poner en práctica.

Y es posible que esos ikigai puedan retomarse otra vez, podamos volverlos a convertir en un primer plano vital, en los nuevos ikigai que nos vuelvan a dar energía, pues ya al principio decíamos que en nuestra vida no tenemos un solo ikigai sino varios. 

Crecemos, cambiamos, nos cambian las circunstancias y por ello debemos cambiar nuestras formas de encarar nuestras vidas y nuestras actividades.



A los jubilados que ya estamos dentro de la pandemia del COVID


Para las personas mayores, de los 60 en adelante y jubilados, a los que podríamos señalar como destinatarios de esta nota, a los que si nos quitan un año de nuestras vidas restantes por culpa del COVID, lo debemos sentir como algo grave. 

Así que tenemos que aprender a que no nos roben nuestro tiempo, sino si acaso a que nos lo cambien por unos meses con diferente actividad. 

Si nos quedamos congelados y asustados, si perdemos el mes de abril y todos los que están viniendo detrás, habremos perdido gran parte de lo que nos resta de vida. 

Así que nos toca reinventarnos, tomar precauciones pero sin perder nuestras actividades vitales que tendremos que adaptar. 

Podemos seguir haciendo ejercicio en casa, escuchar música o ver cine desde el mejor aparato que tengamos a nuestra disposición. 

Deberemos hablar con nuestros amigos aunque no sea de forma presencial y trabajar en “algo” que nos guste. 

Respirar fuerte y salir a la calle hacia zonas verdes pues aunque no nos lo digan, en el aire libre hay 20 veces menos de posibilidades de contagiarse. 

Tomar café hecho en casa con diversas maneras para que cada día nos sepa distinto o cerveza y vino diferente. Y prepararnos platos para la comida que nos apetezcan dentro de nuestras posibilidades económicas y de salud. 

¿El sexo? Si es posible por tener compañía, sin duda, desenfrenado, casi salvaje para demostrarle al ambiente que se sigue vivo. 

Y leer, y escribir, y hablar, y escuchar al amigo y mucho menos a los agoreros que nos cuentan mierdas para desahogarse ellos.

Pensar que esto forma parte de nuestra historia, que todas las generaciones anteriores han sufrido guerras, pestes, crisis dolorosas o pobrezas extremas. 

Ahora nos toca a nosotros y además de poder defendernos de la pandemia vírica, hay que saber defenderse ante la pandemia psicológica que ya está entre nosotros.

Las cuatro divisiones clásicas entre los trabajadores


Dicen que podemos podemos estar enmarcados en el mundo laboral dentro de cuatro opciones claramente diferenciadas.

1/ Un Brillante Trabajador, Activo y Perfecto

2/ Un Brillante Vago, que se sabe escapar de los riesgos máximos y siempre es el Clásico Número 2

3/ Un Tonto Trabajador, Obediente y que no quiere Riesgos

4/ Un Tonto Vago que actúa por Inercia y Obedece para Sobrevivir

Ante estas cuatro divisiones tan brutales nos queda poco margen para elegir. Todos deseamos ser encuadrados entre el 1 y el 2. 

Pero la realidad es que hay un 25% de personas que se tienen que enmarcar en cada apartado. Si todos los queremos colocar entre los dos primeros… nos estamos engañando.  

Es decir, empezamos por ello a colocarnos sin darnos mucha cuenta entre los grupos 3 y 4 pues no sopos capaces de conocermos bien. 

Lo curioso es que nadie dice, yo no he dicho, qué grupo es el de los Felices, el de los Válidos y Excelentes Personas. 

Nos hemos imaginado que están en los dos primeros grupos. Y eso ya de por si, es positivo. 

Sabemos dónde hay que estar, donde es mejor quedar encuadrados. ¿Queremos pelear por estar de verdad allí, porque nos consideren los demás… que somos de los dos primeros grupos?

Porque estar en un grupo o en otro no depende de nosotros, sino de cómo nos ven los que deben elegir y seleccionar. 

No sirve de mucho creer que pertenecemos a un grupo o a otro. Se trata en casi todos los casos de lo que creen los que nos tienen que elegir en nuestros trabajos.


¿Qué es el hygge? ¿Se puede (debe) practicar en España?


En el Norte de Europa utilizan diversas técnicas de relajación, de confort personal,
que no son homogéneas en todos los países pero que en gran medida se centran en una vuelta a la búsqueda de la naturaleza, de la vida natural, del contacto con los principios básicos de convivencia. No necesitamos tanto y lo sabemos, y volver a la cueva es posible.

Cada sociedad tiene sus mecanismos propios, muchas veces cercanos a religiones, para sentirse seguros, confortables, felices, incluso más primitivos si volver a recuperar parte de formas ancestrales se puede llamar primitivismo, o una vuelta a los coneptos sociales más antiguos.

Hoy vamos hablar un poco del hygge, una técnica danesa y noruega muy simple que podríamos llamar "recogimiento", casi volver a la sensación de la cueva. 

Sentarse frente a un fuego de chimenea, natural o falso, abrigados con capas de lana o fibras naturales, beber en cuencos algunas bebidas calientes de la zona o una copa de un vino diferente, y recibir caricias o darlas, entre personas o con animales de compañía.

El hygge es tocarnos, es sentirnos, estar confortables entre amigos íntimos, es comer dulces con té mientras la familia habla y escucha, en voz baja escuchando crepitar los maderos de les chimenea. 

El hygge es intimidad cómoda, es seguridad con los que te acompañan y contigo mismo. La simpleza natural, el fuego y las personas a su alrededor, la comida en común, la oración interna, el enfrentarse a la vida desde la calma, la amabilidad, la aceptación. 

El hygge lo pronuncian como un "Hu-Ga" que sería nuestro recogimiento, nuestro estado de confort que nos acoge casi como en el vientre de la madre. Calor, amor, tacto, oscuridad, sonidos suaves.

Pero además podemos extender estas prácticas y llevarlas a los espacios personales. No siempre debemos estar acompañados de personas afines. 

Un libro y esa misma sensación encajan perfectamente. Una música suave, una habitación cálida y pequeña, íntima, decorada con elementos cálidos y donde hablamos con nosotros mismos sin recriminarnos nada. Simplemente nos escuchamos internamente y nos intentamos conocer algo más.

Unas velas, unos olores, un baño caliente, unos pastelitos con un café, una película que nos ofrezca simplemente bienestar, un volver dentro de uno mismo y mirarse para tomar conciencia de qué eres, de qué quieres ser, pero con calma, sin castigarte nunca. 


Ser Voluntario ayuda mucho a la autoestima propia


Llevo varios meses haciendo labores de voluntariado en una gran organización. Y la verdad me está sentando muy bien para la mente, para superarme un poco más cada día, para creerme que soy capaz de hacer cosas. Solo el hecho de sentirme útil ya me hace despertar con más ganas cada mañana. Saber que lo que hago, sirve, es un lujo para la autoestima.

Me propuse como una obligación hacer todos los días de lunes a viernes entre 3 y 5 horas de trabajo, con la calma que da saber que si un día te encuentras enferma y no puedes ir, no pasa nada, y en un entorno seguro donde nadie quiere perjudicar a nadie.

En este tiempo estoy realizando labores administrativas y de Igualdad de Género y además voy a aprovechar para formarme y aprender cosas nuevas.

Estoy superando poco a poco miedos, ganando en autoestima y aunque los inicios cuestan un poco, porque pienso que no voy a poder con esta tarea o con esta otra… al final respiro, me calmo y puedo poco a poco con todo. 

Eso sí, sabiendo que tengo unos límites y que hay cosas que por mi formación no puedo hacer, pero eso ya es otro tema.

El caso, y para concluir, es que para personas desempleadas de larga duración y con el ánimo un poco bajo, ser voluntari@ puede ser una solución para tener la mente distraída y echar una mano donde más se necesita.

Sólo tienes que buscar lo que más te convenga y se adapte a ti. Y eso sí, no dejar de buscar un empleo remunerado, pues al final todos tenemos que sobrevivir en un mundo consumista y duro.

Laura Puente Ajovín

Secuelas de los enfermos de COVID-19


Las secuelas de la pandemia son más amplias que la propia enfermedad
superada o no, pues las secuelas duran mucho tiempo al ser una enfermedad que no podemos atajar sino si acaso mitigar los síntomas o no dejar que estos nos afecten mortalmente.

Ya sabemos que al lado de la propia COVID tenemos ya entre la población problemas psicológicos y laborales o económicos, pero no me quiero referir a ellos en esta ocasión, sino a las propias secuelas de los que han sufrido la enfermedad. Problemas que se siguen tratando por los profesionales médicos durante semanas o meses.

Sabemos que sobre un 10% de los enfermos diagnosticados de COVID sufren secuelas importantes durante un mes tras ser dados de Alta o haber superado la enfermedad sin estar ingresados

Y algunos de ellos serán meses los que tendrán que invertir para volver a la situación anterior a su enfermedad

Pero entre los hospitalizados estos problemas los sufren entre el 50% y el 90% según el tiempo que han estado en el hospital o si han tenido que pasar o por no UCI.

Salir de la UCI cuesta semanas, pero que el cuerpo y la mente se olvide de su estancia en las zonas más peligrosas puede costar medio año para los problemas físicos. La edad y el mayor tiempo en la UCI complican la salida de estas situaciones que a veces se vuelven crónicas.

Falta aire al respirar, hay cansancio, dolores de cabeza, intolerancia al ejercicio físico, falta de oxígeno en sangre, debilidad muscular, problemas de memoria, miocarditis, insuficiencia renal, ansiedad, insomnio, irritabilidad, depresión, estrés postraumático, disfunción pulmonar, vértigos, angustias y fatigas en los casos más leves.

 


Escribir es un vicio. Otros fuman. E incluso me han dicho que hay algunos que leen


Leo a Juan José Millás y llego a la conclusión que me gustaría escribir como él. Pero no puedo pues ya todo lo ha escrito Millás y no se trata de hablar de lo mismo. Podría copiarle descaradamente, plagiar sus tonos y sus giros, pero eso si no se tienen historias con sustancia no sirve. Me pasaba antaño con Paco Umbral, y aunque aquel me lo ponía más fácil, tampoco es eso ¿no?.

Y es que vosotros, los lectores, parece que os gusta que os escribamos en primera persona, de forma directa, como si os habláramos. O como si contáramos nuestras penas al aire pero bien envueltas. Son tiempos de alcahuetear a todo el mundo, de olisquear la sangre ajena para quedarnos contentos con nuestras heridas, que siempre parecen menores. 

Yo no voy al psicoanalista ni tengo viudas de cafetería como el Café Gijón con las que llevarme a la boca sus historias. Me tendría que inventar algunas mierdas nuevas. Hablar de mi perro o de mi barrio, de mi amigo facha o del otro que es anarquista. No, no se conocen. Incluso es posible que se llevaran bien pues a los dos les gusta el buen vino español de marca. 

Tengo personajes de sobra, pero me da reparo meterlos en estas historias pues están vivos todavía. Claro que sin personajes no hay escritor que valga. Todo buen libro requiere una excelente historia, un buen narrador y unos maravillosos personajes. Con eso… con eso ya tienen el tiempo echado, ya te puedes dedicar a disfrutar escribiendo. Escribir es un vicio. Otros fuman.


¿Somos lo que somos o lo que nos imaginamos que somos?


¿Ser o no ser? 

¿Somos lo que somos o lo que nos imaginamos que somos? 

¿Somos lo que creemos que somos o lo que creen otros que somos? 

¿Somos lo que proyectamos o lo que reciben los otros de nosotros?

¿Es más importante ser o parecer ser?


Viñeta del año 1953, que hoy no sé, tal vez…


Desde el año 1953 y dibujada la viñeta por Cerdá, os dejo este ejemplo que hoy pocos se atreverían a publicar. Cosas de los tiempos.

¿Cómo será el mundo en el año 2050, el que verán nuestros hijos?


Hace medio siglo, solo 50 años, todavía todas las actividades económicas productivas necesitaban dos manos, dos piernas fuertes y unos riñones. Hoy casi todas ellas se pueden hacer con un dedo. Desde segar trigo a revelar fotografías, desde plantar remolacha a fundir hierro.

Los nacidos en este siglo, la mayoría niños y algunos con grandes esperanzas de conocer el siglo XXII verán cambios todavía más profundos. Es cierto que la generación del siglo XX vimos unos cambios de todo tipo incluida nuestra forma de vida que ninguna otra generación anterior pudo vivir en tan poco tiempo.

Todo en el siglo XX se aceleró tremendamente y en una vida pudimos pasar de vivir sin agua corriente y sin luz en el hogar rural a tener internet de alta velocidad. Pero eso mismo llevado al siglo XXI les deparará a los niños actuales sorpresas que hoy no somos capaces de imaginar.

Entre ellas el nuevo papel del trabajo, de la educación, del ocio, del salario social, de los viajes, de las relaciones personales o del cuidado (o no) de la naturaleza.

¿El éxito será trabajar en equipos o será a través de individualidades que ejerzan de líderes? 

¿Valoraremos más el trabajo comunal o la individualidad diferente y activa? 

¿Qué podremos hacer con los millones de personas que no podrán tener un trabajo fijo por cuenta ajena? 

¿De dónde se podrá sacar el valor añadido para repartir entre los millones de personas que no podrán trabajar pues no habrá trabajo necesario para todos?

¿Quién dominará el mundo en el 2050 y con qué criterios económicos y sociales?

¿Cuál será el nuevo invento que transforme el mundo como antes lo hicieron internet, la robótica o la informática personal?

Contra los tiempos de ansiedad, empleemos los tiempos más lentos


Todos los tiempos de incertidumbre se pueden convertir en tiempos de ansiedad.
Y para ello debemos tomar algunas medidas. Una de ellas es no estar excesivamente pendiente de los momentos pues todo es relativo. Lo que hoy nos parece un problema importante puede convertirse en algo pasajero, o mirado desde otra óptica al día siguiente, saber encontrarle un punto de vista menos negativo.

Todo proceso negativo tiene su tempo y su tiempo de acción. O nos adaptamos o cambia la situación o lo miramos desde otra óptica. 

Nada es eterno y lo sabemos bien, así que saber emplear el tiempo es una opción que a veces puede servirnos para no amargarnos, para que la ansiedad no nos paralice. 

A nadie nos gusta ir perdiendo los tiempos de vida, los meses, así que como con la pandemia hay cosas que no podemos hacer igual que antes, debemos encontrar sustitutos para que no sea un tiempo perdido. 

Son muchas las situaciones en las que nos gustaría hacer "lo de siempre" pero no podemos. Así que nos toca buscar sustitutos y tal vez incluso logremos encontrar otras formas, otras maneras, otros puntos de vista y descubramos actividades positivas y muy válidas.

Manolito Gafotas de Elvira Lindo y Emilio Urberuaga, con su familia

Es imposible hablar de literatura en positivo, sin recordar a Elvira Lindo y su saga de Manolito Gafotas y a Editorial Alfaguara que los publicaron. Era humor positivo, simple pero familiar, reconocible y amable.

Pero también hay que recordar a su ilustrador, el que supo poner la primera cara a Manolito Gafotas, al madrileño Emilio Urberuaga, que es el único ilustrador español cuya obra está representada en el Chihiro Art Museum de Tokio, el mayor espacio museístico que cuenta la historia de las ilustraciones de libros ilustrados infantiles. La obra de Emilio Urberuega está en numerosos museos españoles.

Miramos a la juventud igual a como nos miramos a nosotros cuando lo éramos


La artista chilena (pero en realidad argentina de vida y obra) Alejandra Lunik nos deja una viñeta con esa mirada actual de los maduros y maduras que miramos un poco con desdén a la juventud que nos parece diferente pero que en realidad es tal y como éramos nosotros, aunque disimulen y digamos que se nos ha olvidado.

Siempre ha sido así, siempre miramos con desdén a los que vienen, aunque nosotros hayamos sido así.

¿No podríamos organizarnos mejor la vida para tener más salud?


El casi editorialista de El País, el muy conocido El Roto, en el año 2005 nos advertía de lo ajetreada que tenemos montada la vida. Bueno, es lo que hemos querido hacer, o lo que nos hemos querido montar a nuestro alrededor. 

La vida laboral puede organizarse mucho mejor y en estos tiempos de pandemia en los que incluso hemos tenido que cerrar todo el país durante dos semanas hemos podido comprobar que lo importante no es lo mismo que lo urgente. 

Pero seguiremos trabajando sin parar para infartarnos nosotros mismos.

Religión y fútbol, todo servía en 1923


La viñeta es del dibujante Rubio Armán y del año 1923, hace casi un siglo que en este viñeta de curas y frailes nos explicaba la religión. Las cabezas peladas de dos de los niños son un poema.

Y los escorchones en las rodillas algo lógico cuando se jugaba sobre la tierra y las piedras. Entonces no había hierba, y menos artificial.

Ver cine erótico en la España de 1970 estaba prohibido


¿Qué pensarían los españoles que iban en autobuses organizados hasta Perpiñán a ver cine erótico en los años 70? Pues muy posiblemente lo mismo que estos personajes que nos dibuja Perich en la revista Hermano Lobo del año 1972.

En España estaba prohibido ver una teta en los cines a pantalla grande, por si se asustaba el espectador. Se vendían por debajo mano películas pornográficas en 8mm, pero no se podían ver en grande y con todo el detalle, pues decían que los españoles no estábamos preparados. Sobre lo que pudieran opinar las españolas… ni se pensaba en ellas para estos asuntos escabrosos.

Catalanes, aragoneses o navarros y vascos, más algunos castellanos y valencianos se escapaban hacia el sur de Francia buscando películas famosos que se podían ver en mucho mundo. 

Cuando tras la muerte del dictador ya casi a finales de los años 70 se permitieron en España, los cines de Perpiñán se pusieron a llorar por su crisis. Y a los españoles de ambos sexos no les sucedió nada reseñable.

Hasta los peces nos dicen que somos tontos


No cuidar el mundo que nos envuelve, el hogar máximo, el medio ambiente en el que vivimos y morimos pero sobre todo nos reproducimos, es de… es de tontos. 

Pero nuestra capacidad por fabricar dinero es proporcional a la inversa a nuestra capacidad para ser inteligentes. Y vamos a peor.

¿Y si los niños tuvieran razón con sus malas notas?


Casi siempre los niños tienen toda la razón, aunque no lo notemos o admitamos. Las malas notas escolares no son culpa de ellos, sino de todo el sistema que les ha dado vida y formación. 

Puede que la herencia genética tenga una parte de responsabilidad también, pero eso lo dejo para los profesionales, lo contundente es que los niños no suelen tener la culpa de su educación incorrecta. 

La viñeta es de 1953, muchos años para problemas siempre similares.

Bolsas de basura con patitas


Esta viñeta tan actual (no tengo identificado al autor) utiliza ningún texto aclaratorio, no lo necesita. Ni tan siquiera título pues está muy claro todo. Minimizar el mensaje es complicado pero los artistas lo consiguen. Desde Cataluña nos llega esta mirada de España. Sin comentarios.

Diferentes síntomas entre Gripe, COVID o Resfriado


Sabemos que en esta entrada de octubre vamos a ver mezclados los casos de Gripe Común, los resfriados y los casos de COVID-19 con síntomas que en algunos casos se asemejan entre las diferentes enfermedades. El País a publicado un cuadro con los diferentes síntomas y su afección que diferencia una enfermedad de otra. 

Es simplemente un cuadro de indicaciones genéricas que debe SIEMPRE diferenciar un profesional médico, pero nos pueden servir de referencia primera.

Observar sobre todo el tema de los estornudos, de la falta de aire al respirar, de la moquita, e incluso de los dolores de cabeza o musculares. Siempre ante la duda, hay que consultar con el médico de familia.

Ante la pandemia, la salud mental también es muy importante


Estamos atravesando el desierto brutal de una pandemia mundial que la lleva un millón de ciudadanos fallecidos y contabilizados de forma oficial. Pero sabemos también que tras esta pandemia vienen olas nuevas de enfermedades mentales leves y no tan leves, crecidas por los miedos, los dramas familiares unidos a la economía y el trabajo, al empobrecimiento y sobre todo a las dudas sobre el futuro.

Tenemos que levantar el alma, las ganas, vencer los miedos, salir de esta especie de depresión social, sin perder de vista el respeto a ls normas para evitar los contagios. No hay que ser una persona que piense que todo ha terminado y que ya estamos bien. Ni tampoco que esto no va en serio. 

Pero no podemos caer en el confinamiento personal total, en los miedos, en las apatías, en el hundimiento. Seguro que hay muchas más cosas que todxs podemos hacer y que compensen esas que hemos perdido momentáneamente.