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¿Qué le sucede a la izquierda en Europa?


Ha ganado Macron en Francia, sí, ha ganado la derecha en unas elecciones entre dos derechas. Y en donde la derecha más centrada deberá mirar de reojo a la derecha más extrema pues le pisa los talones, no ella misma, sino los millones de votantes que han votado a Le Pen aunque hayan sido mayoría los que han elegido a Macron para gobernar Francia.

¿Y la izquierda, existe la izquierda en Francia? Ya, sí, sé que existe, pero si no tiene poder suficiente, al final dejará de contrapesar. ¿Y eso es bueno?

La pregunta se podría hacer de otra manera.

¿Qué está haciendo la izquierda en Europa para que esté sucediendo todo esto en la última décadas? 

¿Pensamos que son simplemente modas, que pasarán de largo sin dejar huellas? ¿No debería cambiar la izquierda europea, la española entre ellas, para repensar incluso ideologías?

¿Para qué sirve una ideología de un partido político si no es capaz de ponerla a funcionar con sus gestiones?

Otra cosa es la ideología teórica, la intelectual, la filosófica incluso, que todas ellas no necesitan al poder para plantear reflexiones. Pero la izquierda política si necesita gestionar para demostrar que es capaz de cambiar lo que no se está repartiendo bien. 

¿Cómo cuidamos la memoria para que crezca mejor y más abierta?

¿Cómo sembramos la memoria para que crezca mejor y más abierta?

¿Con qué revoluciones personales has tenido que pelear?

¿Sabías que tu cuerpo tiene memoria?

¿Te sientes seguro ahora mismo?

¿Quién puede hablar y explicar y quién no debe, y es mejor que siga escuchando?

¿Puede la memoria colectiva guardar, preservar fielmente la realidad de una crisis sociopolítica?

¿A qué te agarras cuando tiembla el suelo que pisas, tus propias ideas, tus experiencias caducadas?

¿Cómo se construye la memoria colectiva, en esta era de comunicación en donde todo nos da la sensación de que ya viene cocinado de fuera o directamente manipulado?


Mascarillas NO obligatorias. ¿Y recomendadas?

Hoy hemos dicho en España adiós a las mascarillas en interiores en algunos lugares, tras 700 días de llevarlas obligadas, y ahora algunos dicen que les parece prematuro. Es posible que los datos de la pandemia no sean excelentes, incluso ni buenos, pero nuestra incapacidad global para saber encontrar soluciones a la pandemia tras 27 meses de ser declarada en el mundo, nos lleva a tener que tomar decisiones que hace un año no hubiéramos tomado.

¿Podemos admitir que tendremos que llevar mascarillas para siempre? No parece positiva esa opción, así que hay que buscar de forma algo forzada, esta decisión inevitable de quitar la obligación, o admitir que el mundo se nos escapa. Que esto es lo más fácil.

Tenemos entre nosotros (siempre) decenas de peligros realmente importantes y no por ello somos capaces de construir prohibiciones. 

Habría que prohibir el alcohol, el tabaco, los azúcares, trabajar, ir en coche, contaminar, tener hijos o casarnos e incluso vivir en viviendas de dos alturas.

La vida es riesgo y peligro, la seguridad completa no existe, las enfermedades llevan entre nosotros miles de años, desde siempre, el cáncer mata como mata la cirrosis, los accidentes laborales o la peritonitis. Incluso me dicen que también los médicos se mueren de enfermedad.

Así que, inevitablemente hay que tomar decisiones que entrañan algún riesgo añadido. Y quitarse las mascarillas en algunos interiores es una de ellas.

Lo que se quita es la obligación, que esa es otra que hay que explicar bien. Quien desee llevarlas incluso en su propio hogar, puede hacerlo. No hay obligación pero además no se quita esa obligación en todas las circunstancias. Así que parece incluso una medida menor.

Si observamos lo que se está haciendo en China y lo comparamos con Europa, la comparación es odiosa. Yo creo que ellos se equivocan, y el ejemplo lo tomamos de aquí. 

Dos años de relativa prohibición social han traído un aumento muy alto en afecciones psicológicas entre mayores que les ataca la soledad y entre jóvenes que no han cubierto sus ciclos básicos de desarrollo con la normalidad que se necesita.

Forzar en exceso algunas medidas de control social, tiene unos efectos que no se ven en el momento, pero que son tan negativos como lo que pretenden evitar. 


¿A quién le escribo? ¿Quién eres tú… si eres mi lector?


Mis lectores, vosotros, los que os acercáis a leer este blog, sois en casi la inmensa mayoría españoles de España, valgo la redundancia para remarcar lo que deseo decir. Estoy encantado con mis lectores, pero me pregunto muchas veces qué lleva a una persona a entregar unos segundos o minutos a un blog, leyendo temas de otra persona, que nunca sabes como autor y cuando lo escribes, si realmente interesará a alguien lo que dices. Incluso simplemente si entretendrás a alguien.

Desearía ser leído en castellano por muchas más personas que no fueran españoles de España, es decir, por  gente de Iberoamérica, de otros países, simplemente para multiplicar mis lectores. Pero tampoco esto lo tengo claro. ¿Con qué me conformo?

No sé qué leen las personas que se pegan a un teléfono móvil o a un ordenador y que deciden no estar atados a una Red Social. ¿Por qué me regalan un tiempo de su vida para leerme?

Es verdad que San Google es un gran tirano, que te puede traer lectores o frenar los que decide frenar o priorizar. Nunca sabes bien el motivo. Y todos desearíamos conocerlo, penetrar más en otros regazos, en otras tablet. En otros hogares.

Sobre todo porque si no se sabe a qué lectores te estás dirigiendo, es complicado acertar en los temas que sueltas, en lo que repartes, en los modos incluso de planificar lo que escribes. 

Tal vez eso sea lo hermoso del escritor, la incertidumbre.

Sí observo —en las últimas semanas— una tendencia a leer los lectores más temas serios, o temas algo más profundos que el año 2021. 

No sé si es producto del posible final de la pandemia, la nueva Guerra contra Ucrania, la nueva crisis económica, algo de cansancio hacia lo fácil…, o son modas que creo ver y no son ciertas.

Cuando ya se tiene una cierta edad —una edad que desearía que fuera incierta pero que se nota en las arrugas y en la silueta— a uno le gustaría repartir, entregar tonterías que considero válidas como la experiencia, la alegría conservada, las ideas viejunas que nunca pasan de moda.

Y en todo eso estoy, cuando como siempre me van llevando las dudas, el poco tiempo que tengo para reflexionar. 

¿Merece la pena seguir dudando? 

¿Qué tamaño es el correcto de una entrada? 

Hasta la siguiente.

¿Por qué crece la ansiedad hasta convertirse en un grave problema?

La ansiedad es algo más que la consecuencia de una vida con mucho estrés, de hecho en realidad el estrés no tiene (casi) nada que ver con la ansiedad aunque algunos síntomas sean muy parecidos. Son trastornos cercanos, similares a veces, pero que requieren análisis distintos.

También debemos reconocer que la ansiedad es contagiosa, así como el estrés patológico es una emoción que tienda a contagiarse hacia los que nos rodean. 

Hay una cierta forma de relacionarse mostrando empatía entre personas con ansiedad y estrés, buscando conocer como resuelven sus problemas unos u otras personas pero que al final convierten en un círculo peligroso pues se retroalimentan conjuntamente las personas con los mismos problemas. 

Incluso es habitual que una persona que ya esté superando sus crisis de ansiedad se crea capacitada para ayudar a otras personas con los mismos problemas, y siendo esto cierto, también lo es que resulta más fácil recaer y no terminan venciendo sus problemas.

Los pensamientos ansiosos se van convirtiendo en preocupaciones y estas preocupaciones en miedo que se vuelven otra vez en pensamientos negativos y ansiosos. 

Se van retroalimentando unos con los otros. Y se amplifican en estos procesos, se van creciendo ellos solos.

Si le damos excesivas vueltas a los problemas sin tener capacidad para resolverlos, se convierten en ansiedad, en depresión. 

Y creamos un problema mucho mayor del que inicialmente estábamos analizando para poder ser resuelto. 

La sensación patológica de ansiedad es real, la persona está sufriendo. Pero muchas veces sufre por problemas que no son reales o que sin duda son menos importantes que la propia ansiedad que se padece. 

Repito. La ansiedad es un gran problema REAL, pero se sustenta en problemas que no son tan importantes y que siempre son menos importantes que la propia ansiedad. Y entender esto no es sencillo, ni para quien lo padece ni para quien está cerca.


¿Qué es escribir para un autor de éxito en ventas?


El escritor Francesc Miralles nos deja en su blog algunos consejos básicos para escritores recogidos de otros escritores con escuela y años de trabajo. 

El siguiente me parece a mi el principal.: “Escribir no va sobre hacer dinero, hacerse famoso, conseguir citas o una ocupación o hacer amigos. Al final va sobre enriquecer las vidas de aquellos que leen tu trabajo y enriquecer tu propia vida al mismo tiempo.” - Ernest Hemingway 

Pero además en su última entrada nos deja otras perlas sobre la escritura de otros autores.

“No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo”. - Oscar Wilde

“Antes de sentarte a escribir, debes levantarte para vivir”. - H.D. Thoreau

Si quieres ser escritor debes hacer dos cosas sobre todo: leer mucho y escribir mucho.” - Stephen King

“Se debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir. - Virgina Woolf 

 Protege tu horario de escritura y el lugar en el que escribes. Mantén alejado a todo el mundo mientras lo haces, incluso a tus seres queridos”. - Zadie Smith

Todo esto no te sirve de mucho, lo sé, pero son signos, avisos, advertencias de maestros, para que no creamos que el escribir es algo diferente a lo que realmente es, una necesidad de transmitir, de leer también para ir recogiendo datos, y de regalar.

La jaula no es el espacio, la jaula es el tiempo


La jaula no es el espacio, la jaula es el tiempo. La jaula no es realmente el encierro en donde nos tenemos que mover, pues todos estamos dentro de jaulas mas o menos grandes, que nos parecen incluso que no son jaulas, que nos entregan una libertad total. La auténtica jaula de cada uno de nosotros es el tiempo, y eso sí que está tasado de muy diversas formas.

Tiempo diario, tiempo para las cosas, tiempo que entregamos o vendemos, tiempo que dura cada una de las cosas importantes, incluso la vida. Tiempo de relación, de odio, de miedo, de amor, de sexo.

Tiempo para contemplarnos y para contemplar, para mirar y para ver y dejarnos ver. Tiempo para pensar en el tiempo. En el que queda y en el que ya hemos utilizado.

La imagen es de Luis Iribarren, viajero de la Zaragoza más extendida del mundo mundial

Son torpes sociales, así que sí, ¡Al lío!


Es verdad, es un lío de textos, todos amontonados para quitarle sentido a la frase principal, a la primitiva. Somos así de torpes y de lerdos.

!Al lío! …a veces pretendo ser normal, pero me aburro y vuelvo a ser YO!

Los que se deben aburrir son los que se compran pinturas para firmar en cualquier espació vacío que pillan por sus zonas de influencia. Y repiten las firmas como si de ello dependiera ser más o ser menos. Lo dicho, torpes sociales.

¿Y los huecos vacíos de arriba? Es que son bajitos los torpes de las firmas y no llegan.


¿Estás pensando en emprender, en innovar? Eres minoritario


Me decía el otro día un profesor de Universidad que entre sus alumnos era muy complicado encontrar a alguien que estuviera pensando en emprender, en innovar, en crear una empresa. Que la inmensa mayoría solo aspiran a trabajar por cuenta ajena, a lo sumo por ser funcionarios de cualquier estamento, pues no les importa cuál, sino lograr ser funcionario.

Esto es lógico, le dije, es que en la universidad no se les enseña a emprender, si acaso algún profesor si interesa sobre eso, pero posiblemente incluso sus ideas sobre el emprendimiento sean muy teóricas y nunca abrazadas por él mismo. Si el profesor no cree en el emprendimiento, es complicado lograrlo transmitir a sus alumnos.

No se trata de poner empresarios como profesores, pues casi seguro que tampoco quisieran ni valdrían. No es esa la solución. Pero tal vez la de tener mas formación empresarial —los propios profesores— ayudara a saber compartir esos valores.

No es posible pensar en un país válido sin emprendedores, ni tampoco sirve que no enseñemos la enorme diferencia entre especuladores y emprendedores, pues no todos los  empresarios son alumnos de ladrones, ni todos buscan el beneficio fácil. 

Pero sí es cierto que la meta del emprender es crecer, es crear, es abrir nuevos espacios, mercados o ideas, servicios y productos.

No es válido para ninguna sociedad que los nuevos empresarios, los nuevos emprendedores sean los hijos de los viejos emprendedores. 

Eso no sirve como recambio y la historia empresarial nos lo dice con claridad. Lo tienen más fácil, es simplemente continuar lo comenzado, pero es un emprendimiento débil, pues no se asienta sobre sus propias ideas, sino sobre las que ya le vienen dadas por herencia.