19.5.25

La Soledad no Deseada y las alternativas



Hace 50 años era muy habitual tener relación amplia con los vecinos, con muchas personas durante varias veces a la semana. Eso ahora se ha perdido y nos viene la Soledad no Deseada. Y como es lógico nos preguntamos: ¿De qué manera se podría resolver este problema? ¿Puede la Inteligencia Artificial suplir parte de estas deficiencias sociales? 

Desde una perspectiva de sociología urbana, la desaparición de las relaciones vecinales amplias y la consecuente aparición de la Soledad no Deseada en las ciudades, incluso en todas las edades, es un fenómeno complejo, resultado de profundos cambios sociales, urbanísticos y tecnológicos en las últimas décadas. 

La vivencia de hace 50 años, donde las interacciones espontáneas y frecuentes entre vecinos eran habituales, representa un tipo de "capital social" de proximidad que se ha erosionado en muchos entornos urbanos modernos. Hoy somos mucho más individualistas, tenemos dentro de nuestra cueva, de nuestro hogar muchos más modelos de entretenimiento, y eso hace que al elegir, hayamos separado (olvidado) el contacto humano.

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Las Causas Socio Urbanas de la Erosión del Tejido Social:

Antes de plantear soluciones, es crucial entender las dinámicas que llevaron a esta situación.

Cambios Urbanísticos y Residenciales: El diseño de los nuevos barrios y edificios a menudo favorece la privacidad individual sobre la interacción comunitaria (garajes subterráneos en lugar de portales con tertulias, menos espacios comunes, urbanizaciones cerradas). La densidad y el anonimato de las grandes urbes también pueden disuadir lazos estrechos.

Movilidad y Flujo de Población: Las ciudades modernas tienen poblaciones más móviles y transitorias. Las personas se mudan con más frecuencia por trabajo o estudios, lo que dificulta el arraigo y la construcción de relaciones a largo plazo en un vecindario.

Cambios en los Estilos de Vida y Horarios: Jornadas laborales más largas, ritmos de vida acelerados, mayor tiempo de desplazamiento y el auge del entretenimiento en el hogar (televisión, internet) reducen el tiempo y la oportunidad para la interacción espontánea en espacios públicos o comunes del vecindario.

Individualismo y Reducción de Espacios Intermedios: Existe una tendencia hacia un mayor individualismo y la primacía de la esfera privada. Espacios tradicionales de socialización informal como pequeñas tiendas de barrio, cafés locales o plazas vibrantes han disminuido en algunos lugares o han cambiado su función.

Percepción de Inseguridad o Falta de Confianza: En algunos entornos urbanos, la percepción (real o no) de inseguridad puede llevar a las personas a recluirse y evitar la interacción con extraños.

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Posibles Soluciones desde la Sociología Urbana.

Diseño Urbano Orientado a la Persona: Hay que trabajar mucho más la Interacción con las personas. La creación y mejora de Espacios Públicos de Calidad: Plazas, parques, bancos en las calles, fuentes, zonas peatonales que inviten a estar, pasear y encontrarse de forma casual. El diseño debe fomentar la permanencia, no solo el tránsito.

Fomentar la Proximidad de Servicios: Tener comercios locales, centros culturales, bibliotecas, centros de salud a poca distancia fomenta que los vecinos coincidan.

Diseño Residencial que Promueva la Comunidad: Espacios comunes atractivos en edificios, patios interiores compartidos, accesos que inviten a la interacción.

Huertos Urbanos Comunitarios: Espacios de trabajo y encuentro que generan comunidad a través de una actividad compartida.

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Promoción de Iniciativas Comunitarias y Participación Ciudadana.

Fortalecimiento de Asociaciones Vecinales: Son clave para organizar actividades, canalizar demandas y crear un sentimiento de pertenencia.

Organización de Eventos Locales: Fiestas de barrio, mercados de proximidad, talleres, actividades culturales en la calle o en centros cívicos.

Fomento del Voluntariado Local: Participar en proyectos para mejorar el barrio crea lazos.

Creación de Redes de Apoyo Mutuo: Grupos de vecinos que se ayudan en tareas cotidianas (cuidado de niños, compras para mayores, etc.).

Políticas Públicas de Cohesión Social: Inversión en Centros Cívicos y Equipamientos de Proximidad. Espacios donde realizar actividades y reunirse.

Programas de Envejecimiento Activo y Atención a la Soledad: Dirigidos específicamente a colectivos más vulnerables.

Apoyo a Iniciativas Ciudadanas y Asociaciones: Subvenciones, cesión de espacios, asesoramiento.

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La Inteligencia Artificial: ¿Puede ser un Sustituto o un Complemento?

Aquí es donde entra la reflexión crítica desde la sociología urbana, de la frialdad relacional de las ciudades en relación a las localidades pequeñas. La Inteligencia Artificial (IA) no puede, en mi opinión, suplir la esencia de las deficiencias sociales que llevan a la Soledad no Deseada si por "suplir" entendemos reemplazar la interacción humana cara a cara, la compañía física, la empatía genuina y la construcción de relaciones de confianza mutua en un entorno compartido.

El ser humano es un ser social por naturaleza. Necesita la presencia del otro, la lectura del lenguaje no verbal, el contacto físico (un abrazo, un apretón de manos, una sonrisa, el tono de las palabras y voces), la experiencia compartida en el mismo espacio-tiempo. Una IA, por muy avanzada que sea, opera en un plano digital y como ya sabemos, artificial. No tiene cuerpo, no experimenta emociones (todavía), no comparte el espacio físico contigo. No tiene temperatura.

Sin embargo, la IA sí podría ser una herramienta útil para mitigar o complementar algunas de estas deficiencias, actuando como facilitador o soporte. 

Puede facilitar la Conexión y Localización de Nuevas Oportunidades de relación diferente, algunas plataformas basadas en IA podrían ayudar a las personas a encontrar y conectarse con grupos, actividades o voluntarios en su vecindario según sus intereses y disponibilidad. Un chatbot podría informar sobre eventos locales o cómo unirse a una asociación vecinal, etc.

Se puede facilitación la creación y moderación de Redes Locales Online (controlando la seguridad) como redes sociales hiperlocales donde los vecinos puedan comunicarse, ofrecerse ayuda o convocar encuentros.

Puede servir como Herramienta de Identificación de Riesgos (con Ética y Privacidad), para analizar datos respetando la privacidad, sobre el uso de servicios públicos en un área determinada, e hipotéticamente, puede servir y ayudar a identificar zonas o personas con mayor riesgo de aislamiento para que los servicios sociales de personas del entorno puedan intervenir.

Una de las opciones es la Compañía Conversacional con suma cautela. Para personas con movilidad muy reducida o que atraviesan momentos de especial aislamiento, un chatbot avanzado podría ofrecer una forma de interacción conversacional que mitigue temporalmente la sensación de soledad. Pero es fundamental ser conscientes de que esto no es un sustituto de la interacción humana real y no debe fomentar un mayor aislamiento del mundo físico. Y además debe contar con programas de seguridad para que las personas que intervengan lo hagan de forma voluntaria y con controles exquisitos que no lleven a problemas añadidos cuando no a delitos.

En conclusión, la Soledad no Deseada en el entorno urbano es un síntoma de la transformación del tejido social tradicional. Su solución no reside en la tecnología como sustituto, sino en una revitalización consciente del espacio público y de las dinámicas comunitarias que fomenten la interacción humana real y espontánea. El diseño urbano, las iniciativas vecinales y las políticas públicas que prioricen la cohesión social son los pilares fundamentales para reconstruir ese capital social de proximidad.

La Inteligencia Artificial puede ser un aliado, una herramienta tecnológica que facilite la conexión, informe sobre oportunidades o, con mucha cautela, ofrezca un soporte conversacional temporal. Pero la calidez de una conversación en la plaza en la clásica ágora, la ayuda mutua entre portales o el simple saludo de un vecino al pasar y cruzarnos con ellos, son interacciones humanas básicas que dan seguridad, y que la IA, por su propia naturaleza digital, no puede replicar. Abordar la Soledad no Deseada en la ciudad del siglo XXI exige rehumanizar nuestros espacios urbanos y redescubrir el valor insustituible del encuentro cara a cara en la comunidad.