3.4.09

Las recoberas. Un oficio y una palabra nueva

Una recobera es una persona, casi siempre mujer, que se dedicaba a un comercio muy peculiar. Ella tenía su clientela fija, tanto en el pueblo como en la capital. En el pueblo recogía, en casas particulares o masías, huevos, pollos, frutos secos, productos de cerdo y muchos más productos del campo por insospechados que pudieran parecer. Estos géneros eran transportados a su clientela de la ciudad, que pagaba un dinero y con este dinero compraba los encargos que la recobera recibía de sus clientes del pueblo.


A finales de la década de lo treinta el tránsito de mercancías se incrementó considerablemente con la aparición del estraperlo. La escasez de víveres, como consecuencia de la guerra, dio lugar a un fenómeno ilegal, injusto e irregular, por el se podían conseguir artículos de primera necesidad, bien mediante dinero o trueque de joyas y otras cosas de valor. Las recoberas eran una especie de obreras del comercio, ya que en tiempos de estraperlo eran perseguidas por las fuerzas del orden, y tenían que valerse sólo de sus brazos para el transporte de sus mercancías resultando por ello muy fáciles de detener.

2.4.09

El agua de mi fuente

Hoy no quiero beber el agua de mi fuente, quiero simplemente escuchar su murmullo, observarla y soñar con ella, saber que durante mucho tiempo me ha estado alimentando de vida, que nunca me ha fallado y me ha entragado graciosamente lo único que podia darme, su insípira maravillosa esencia.
Hoy no quiero probar el agua de la fuente, me conformo con la mucha que ya he bebido de ella, con sus recuerdos en mi boca, con su dulzura deshecha que tanto me agrada recordar.
No.
Hoy simplemente la quiero escuchar.