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Las recoberas. Un oficio y una palabra nueva

Una recobera es una persona, casi siempre mujer, que se dedicaba a un comercio muy peculiar. Ella tenía su clientela fija, tanto en el pueblo como en la capital. En el pueblo recogía, en casas particulares o masías, huevos, pollos, frutos secos, productos de cerdo y muchos más productos del campo por insospechados que pudieran parecer. Estos géneros eran transportados a su clientela de la ciudad, que pagaba un dinero y con este dinero compraba los encargos que la recobera recibía de sus clientes del pueblo.


A finales de la década de lo treinta el tránsito de mercancías se incrementó considerablemente con la aparición del estraperlo. La escasez de víveres, como consecuencia de la guerra, dio lugar a un fenómeno ilegal, injusto e irregular, por el se podían conseguir artículos de primera necesidad, bien mediante dinero o trueque de joyas y otras cosas de valor. Las recoberas eran una especie de obreras del comercio, ya que en tiempos de estraperlo eran perseguidas por las fuerzas del orden, y tenían que valerse sólo de sus brazos para el transporte de sus mercancías resultando por ello muy fáciles de detener.