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Todos quemamos el monte…, con nuestros silencios

Cualquier incendio forestal es un drama, a veces incluso un drama programado para ser un negocio. Hay lugares donde el número de incendios forestales es mucho mayor que otros, cuando sus condiciones metereológicas no son precisamente propicias a estos accidentes, si de eso se tratara. Pero los tontos útiles están detrás del negocio.

Curiosamente empleamos a personas que se juegan la vida, para intentar que el drama del incendio sea el menor posible. Y a estas personas les pagamos muy poco sueldo y con poco reconocimiento, pues yo creo que algunos piensan que en realidad lo que hacen en mermar el negocio del fuego. Apagarlo rápido va en contra de los intereses de algunos. la madera no vale igual, y lo que es peor, puede que los terrenos no queden lo suficientemente quemados y sea posible restaurar el drama y con ello evitar que se haga negocio con los suelos que van camino de la recalificación.

Entre el trato malo hacia los bomberos de los incendios forestales, la escasa limpieza de los bosques en invierno y el negocio que se esconde detrás de muchos incendios, tenemos un problema que no sabemos resolver má que con mucho arrojo y jugándose la vida de los que ayudan a controlar los incendios muchas veces solo con su pericia.