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¿De qué depende la productividad? Profesionalidad

La productividad no depende de las horas que se trabaja, de lo mucho que se corre con los pies, del cansancio que se logra, de poner cara de velocidad, de parecer que estás agotado y que no das abasto con el trabajo pendiente. Es todo lo contrario. os voy a poner un ejemplo fácil de esta semana.

En un bar de carretera llegamos 55 personas a tomar café y a vaciarnos por dentro. Había 3 personas atendiendo en barra y al menos una persona en cocina. Aquella escena que duró 25 minutos era tremendamente absurda para cualquier análisis de productividad que se intente hacer. Más bien era una perfecta clase magistral para demostrar… “QUÉ NO SE DEBE HACER NUNCA”.

Solo una persona solicitó un bocadillo, el resto éramos cafés en variado tipo y botellines de agua. El caso de las tres personas era tremendo, el cansancio mayor. Los pasos dados entre la barra y la cafetera que estaba allí mismo, una odisea. Los choques entre las tres personas que atendían con una sola maquina de café pero con 8 bocas de servicio, era de una película de los Hermanos Marx.


¿Y dónde están los errores de productividad? En la profesionalidad.

Servir un café se compone de una docena de pasos mecánicos y repetitivos que hay que optimizar. La capacidad de cada persona indica si puede hacer dos cafés o seis a la vez, sin tener que volver a preguntar si son con leche o cortados, con azúcar o sacarina. Y siempre sabiendo quien te los ha pedido. Como es básico decir el precio a la entrega de tantos cafés para que te vayan pagando y sin duda saber el precio de cada servicio sin tener que ir consultado a la máquina de caja electrónica con mucha pantallita. 

Estando tres personas atendiendo, NUNCA deben ser un estorbo entre ellas, y lo lógico es que se repartan las funciones, como un equipo básico y lógico.

Lo que podrían ser unos cuatro pasos por servicios se pueden convertir en unos 10 pasos y lo que deben ser entre dos y tres atenciones para saber qué quieren, servir y dar los cambios, se pueden convertir en cinco o seis atenciones al cliente.

Esto sirve para una empresa de tornillos o de cualquier otro oficio. No se trata de correr con los pies, sino con la cabeza. No se trata de cansarse sino de tener un método de trabajo, que sea repetitivo y modificable. No se trata de cansarse siempre corriendo, sino de tener dos o tres velocidades según el momento productivo y de servicio. Y sobre todo saber distribuir funciones entre las personas de producción.