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Yo también tengo pueblo

Yo también tengo pueblo, siempre he necesitado tener un pueblo en mi vida, y creo que es precisamente porque nací en ciudad y crecí en un barrio pequeño y cerrado que siempre me ha marcado en la maravilla que es sentir la calle en tu crecimiento.
Todos necesitamos el aire libre, la libertad de la calle, el contacto con algo más grande que un piso, como sucede ahora en los niños actuales. Disponer de una infancia vivida en la amplitud te ayuda a saber reclamar el aire como elemento muy necesarios.
Mi pueblo lo era en los veranos, cuando mis padres me llevaban a casa de la abuela a pasar unas semanas. Era el contacto con los animales, con el campo, con la noche, con la lluvia, con el río. Elementos que hoy son muy complejos de conseguir.
Los niños necesitan saber que hay estrellas, que los animales tienen un tacto especial, que cuando hay tormentas huele distinto, que la tierra es maravillosa, que cenar en el campo tirados en el suelo es un lujo gratuito.
Todos debemos trasmitir a los descendientes, que hay muchas otras formas de vivir, y que perder los pueblos es perder parte de la cultura y de la libertad.
Mi pueblo es de Soria, mi pueblo es Soto de San Esteban.
En mi pueblo aprendí tantas cosas, que de vez en cuando debo volver para recordarlas.