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Mis años acababan en agosto cuando los trabajos de sueldo fijo me obligaban a replantearme los años como retos nuevos, en donde septiembre indicaba el punto de partido de la vuelta y de las nuevas ideas, de las inversiones y de los proyectos aparcados, de los intentos por ser mejor y nunca conseguirlo.
Agosto es mes de descanso incluso si se trabaja, mes de calma y calor, de sol y mar, de pensamientos tranquilos y de siesta de sudor.
Agosto es tiempo de pensar y replantear nuevas metas, de poner engrase en los mecanismos de salir botando para seguir la conquista.
Nadie para en agosto…, si acaso hace un reset.