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Historias de sobres compartidos por muchos

Los sobres se han puesto de moda. Ahora que ya casi no escribimos cartas los empleamos para otra cosa, pero lo cierto es que ya casi todos sabemos qué son los sobres y para qué se emplean en este siglo. Y en el anterior.

Todos asimilamos sobres con políticos, es la comunicación a medias. Pero lo curioso es que muchos de nosotros sabemos lo que son los sobres, pues hemos trabajado en empresas que empleaban “sobres”.
Seamos menos cínicos y abramos los ojos más. Los sobres los inventaron los empresarios, los aceptaron algunos trabajadores elegidos para estar en un peldaño superior y se daban ya cuando el sindicato vertical mangoneaba. Por entonces no había políticos.

El mal social del dinero negro está permitido por mucha parte de la sociedad, y alguien tiene que decir que es una aberración del sistema que hace imposible encontrar soluciones correctas a nuestra economía. Decimos que es entre un 20% o un 30% del total de la economía. Jope. Pero lo curioso y bastardo es que no se sabe cómo se reparte, con que controles de mercado se distribuye, en qué se basa para ser redistribuido. Se sustenta sobre decisiones personales muchas veces ancladas en el timo, en la amenaza velada, en el chantaje laboral, en la trampa para que quien reparta se sienta más seguro y con más poder. Nos convertimos en un poco más esclavos, pues los sobres no tienen leyes.

Pero los admitimos y los callamos. ¿Cuanto somos todos nosotros culpables de todo esto, por silencio cómplice o por admisión?