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¿Queremos una España con trabajo precario? Depende de todos su calidad laboral

Es posible que estemos saliendo de la crisis económica y sobre todo laboral, en la España que acaba el 2015. Pero es tanto el desastre social que se ha producido en el trabajo, ante una sociedad que no tienen puestos de trabajo suficientes como para vivir en condiciones dignas, que tardaremos muchos años en recuperar la normalidad económica y social.

Los desempleados mayores de 50 años no tendrán nada sencillo encontrar un nuevo empleo, y esto lo digo en tono suave para no preocupar más. Los jóvenes se incorporarán al mundo laboral, pero en unas condiciones con las que no podrán soportar con sus cotizaciones la actual Seguridad Social y además no creerán en el trabajo como un elemento además de vital, social, para que un país funcione bien. Y eso sin contar que es muy complicado emanciparse y con ello consumir.

¿Soluciones? Sin duda el trabajo sólo lo crean las empresas privadas y las empresas públicas. Las primeras están muy endeudadas y ya vuelven a necesitan una reforma en inversiones para ser competitivas. Es decir, más endeudamiento. Y además saben que tras esta crisis no se atreverán a contratar colaboradores internos y que las faciliades para nuevas contrataciones “raras” les permiten jugar sin riesgos. Así no se crea empleo suficiente. El tejido empresarial debe cambiar en gran parte, pero también las metas industriales de una España del pasado siglo.
La otra solución: mucho más empleo público, no es viable si antes no se toman dos caminos pedagógicos abandonados desde hace años. Convencer a la sociedad de que los impuestos son positivos. Y convencer a la misma sociedad de que tener un tamaño mayor de los público es positivo para la economía y para el funconamiento del país. Trabajos ambos casi imposibles mientras no cambien totalmente los actuales dirigentes reales de nuestra sociedad. Y digo los reales, no solo los políticos. 

Si esperamos a que las empresas privadas libremente creen empleo de calidad, nos estamos convirtiendo en meros escribidores de cuentos para niños. El liberalismo tiene sus reglas muy bien conocidas. Podemos elegir entre ser del grupo de los más pobres de Europa o intentar crear un país semejante al resto, haciendo sobre todo pedagogía social para explicar en donde residen los cambios. Y efectivamente aplicarlos. Entre ellos convencernos de que la corrupción a todas las escalas es la enfermedad brutal que todo socava.