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El precio de todo. El valor de nada. ¿Aprenderemos?

Tras advertir —por delante de todo— que ensuciar paredes o puertas con frases es delito, hay que decir que esta frase tiene su fondo.

“El precio de todo: el valor de nada…”

Sabemos los precios que pagamos, pero no siempre somos conscientes del valor de las cosas y de las relaciones o elementos vitales que rodean a lo que compramos. 

Es posible que algún día aprendamos a diferenciar entre valor y precio. Y entonces valoraremos de otra forma lo que adquirimos por impulsos, y aprenderemos a elegir.