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Los catalanes no son diferentes a los aragoneses. Cataluña puede que sí


Estoy en Cataluña donde los problemas de las personas son iguales a los de todos. No entiendo bien esa manía de creer que Cataluña es diferente, como tampoco lo son Italia, Croacia, Francia o Alemania. Siempre veo los mismos problemas, las mismas dudas, dificultades similares para intentar ser felices, y si acaso distinta forma de hablar o de comer patatas. Cuando hablo con una persona de nuestra Europa me encuentro con las mismas sonrisas, los mismos miedos y parecidas clases sociales dispuestas a joderse las unas a las otras. 

Durante muchos años las fronteras existían de verdad, ahora algunos tontos las quieren resucitar sin haber viajado lo suficiente. Quien cree en las fronteras es que no ha viajado, no abre la puerta de su cuarto para que le entre aire limpio del que respiran casi todos. 

Estoy en Cataluña hablando de la Sanidad y me cuentan los mismos problemas que tengo en Zaragoza, las mismas trampas de unos contra otros, las mismas deficiencias y pérdidas por culpa de jetas e incapaces, que se han unido para joder el Sistema. Incluso me hablan en castellano, y me sonríen. Que eso yo ya lo sabía desde hace décadas pero lo digo para remarcarlo. Igual es que las personas somos mucho más similares que los papeles que se inventan fronteras falsas.