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Hay que decidir entre ingresar más o gastar menos

Ayer tuve una reunión de trabajo con diversos compañeros de la misma ideología pero sensibilidades diferentes. Y salí triste, más preocupado de lo que ya entraba.

No estamos entendiendo casi nada. Estamos preocupados, pero no comprendemos qué nos preocupa ni qué es necesario hacer para salir de esta situación. No es una crisis política o económica, es un cambio de sistema, que algunos se preocupan en no modificar, simplemente por que les va muy bien con la actual situación. Y los políticos más básicos no debemos seguir pensando como si nada estuviera cambiando. Debemos hacer mucha más pedagogía política, sin creer que con ello estamos haciendo propaganda, manipulando a las personas.
Pongo un ejemplo.
Seguimos insistiendo en que no deben subir  los ingresos públicos.
Y seguimos insistiendo en que deben aumentar los servicios. Es típico en cada reunión con vecinos o con políticos básicos. Es incompatible ambas cosas —excepto con una mejor gestión, se dirá—, pero hay que ser sinceros con la sociedad, la mejor gestión que es posible, son migajas. Cuando un Ayuntamiento ha pasado de 800 millones a 630 millones en sus presupuestos anuales, es imposible pensar que los mismos servicios se pueden dar gestionando mejor. Restando coches oficiales (muy necesarios suprimirlos) no basta. Suprimiendo comidas oficiales (más necesarias de controlar) no sirve para compensar las diferencias. Sumar todos los recortes posibles pueden suponer unos 10 millones de euros. Una barbaridad para cualquier persona, pero que no supone nada en el presupuesto.
O asumimos que hay que pagar más, de manera progresiva, pero entendiendo bien, qué es la “manera progresiva”; o tenemos que asumir que tendremos muchos menos servicios públicos.
Otro ejemplo.
La queja contra la subida del IBI en grandes ciudades es abrumador. Pero ojo, nadie dice que es un impuesto sobre la propiedad privada de la vivienda. Que el aumento supone actualizar el precio de la vivienda a precios de mercado, aumentado por un boom del que se han beneficiado sobre todo los que han vendido viviendas. Y que el IBI no supone cambio para los compradores de vivienda de los últimos 5 años, que ya vieron actualizado el precio de sus recibos con arreglo al precio de compra venta. Los Ayuntamiento viven en gran medida del impuesto del IBI y que su margen legal para subir o bajar es escaso. Y no se dice que los Ayuntamientos no tienen acceso a las declaraciones de la renta de los ciudadanos, lo que impide que se puede convertir en un impuesto progresivo según renta. Como no se dice que los ayuntamiento ofrecen servicios que no les son obligatorios, pero que nadie hace desde organismos públicos o complementando estos, como educación en escuelas infantiles, de guarderías, de acción social de primera necesidad, formación para el empleo, políticas para jóvenes, cultura, medio ambiente, deporte de base, etc.
¿Que qué propongo?; trabajar con más claridad y explicar mejor. Y saber que si pedimos más servicios hay que aumentar las cargas en tasas, impuestos o precios en los servicios públicos. Hay que trabajar más para diseñar de qué manera se pueden subir los ingresos, una vez que ya sabemos que no es posible continuar con los recortes y que incluso es negativo. E incidir mucho más en evitar los despilfarros absurdos. Es muy posible que algunas decisiones de servicios no sean los correctos, por mucho que nos parezca que son muy necesarios. O al menos, no son los correctos con tanta belleza, con tanta calidad exterior.