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Las tres claves para avanzar con Cataluña

En el programa Salvados de La Sexta pudimos ver ayer una calidad de estadista algo escasa en un Puigdemont nervioso, tocado y totalmente deprimido. Y con unos asesores que no supieron marcar el tipo de iluminación de la entrevista, por poner un simple y sencillo ejemplo. Creo que en el Gobierno de Cataluña hay mejores mimbres que siguen en la recámara o a medio gas. Claro que en Madrid la incapacidad también es manifiesta, sin (creo) darse cuenta ninguno que tras el día 1 suele venir el día 2. Y que esto no va de Puigdemont sino de los catalanes y Cataluña.


La tensión se va trasladando a las calles de Madrid o de Zaragoza, en un contagio que podría ser complicado de gestionar a poco que sigamos todos cometiendo errores de bulto grueso. Hoy ya se habla de detener a Puigdemont como una posibilidad. Ayer de que el propio Puigdemont declarara la independencia de Cataluña desde el balcón, como sus anteriores President en años de República. ¿No hay nadie que sepa responder con sentido común?


Europa nos mira de reojo, deseando que esto no vaya a más. De momento su obligación es estar callada, pero podría darse el caso que empezara a llamar a los despachos proponiendo algunas soluciones lógicas.


¿Existen proposiciones lógicas? Pues si. Claro que sí. Ayer mismo, en la entrevista y a una pregunta de Évole, Puigdemont deslizó alguna y sus detalles casi permanecieron envueltos en la bruma.


Estarían dispuestos a un referéndum pactado, y no sería problema ni la fecha, ni los porcentajes, ni la pregunta. Tres claves fundamentales para hacer un referéndum lógico y con sentido democrático. Voy a mojarme, pues para eso escribo.


¿Cuando? En 2022 o en 2025, dando tiempo a que todo se calmara y volviera a su cauce y a sentar algunos cambios legales básicos, tanto en la Constitución como en el Estatuto de Cataluña.


¿Con qué porcentaje? Con más del 50% de SI y que al menos representaran el 45 % del censo electoral. Se resta el porcentaje de abstención técnica del mínimo de un 50% lógico del censo.

¿Con qué pregunta? Pues olvidándose de mezclar independencia con República, y si al final logran la independencia que sean ellos, después, lo que quieran ser. 

Pero también con la opción abierta a que pudieran ser parte de la monarquía española, como sucede con 16 países que pertenecen a la Mancomunidad de Naciones donde reina Isabel II, por poner un ejemplo suave. Entre ellos Canadá o Australia, y a nadie se le rasgan las vestiduras por ello ni en Jamaica o en Nueva Zelanda, que también son de la misma Mancomunidad de postín y escaparate.