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Caín y Abel no era literal. Eso es lo malo, pues eran españoles

Perdidos en un mar de insultos van los políticos por las Cortes o por el Congreso, deambulando buscando la salida. No sé a qué Universidad hay que ir para aprender a insultar rápido y con acidez humorística. Pero igual son simples cursos por correspondencia. 

El caso es que lo hacen bien pues entretienen a los suyos y crean ese caldo de cultivo violento que tan bien les sienta a los que tienen las armas aunque sea en forma de billetes y empresas gordas. 

Como dice Vicenç Navarro hoy: Se insulta desde el nacionalismo ultra, para defender a los ricos liberales de siempre. 

No quisimos emprender una Lucha de Clases cuando tocaba, y ahora los ricos riquísimos que mandan sin tener que gobernar, están muy crecidos y tienen muchos muñecos de guiñol para mover los tentáculos sin dar un Golpe de Estado. 

Lo advirtió ayer Pablo Iglesias. Pero decir lo que se piensa aunque sea verdad o lo parezca de forma brutal… a veces suena feo. 

En cuanto acabemos con el Virus nos entrará la bacteria de querer jodernos a garrotazos. 

Nos lo dijo Goya y nos hizo gracia. Pero también nos lo dijo un libro que se llama La Biblia con la parábola de Caín y Abel y pensamos que aquello era literal.