Si, también nos podemos defender de la depresión leve con algunos trucos, para esos días tontos y tristes, vacíos o duros, empleando herramientas sencillas. Más Platón y menos Prozac.
Haz una lista con 100 cosas que le gustan. Repásala. Parecen muchas, pero poco a poco verás que es posible lograr hacerla. ¡Inténtalo!
Escucha una sinfonía de Dvorak, o una música que te haya gustado en otros tiempos. O simplemente una música que ni sabías que existía. Las puedes buscar por internet bien con Spotify o por YouTube.
Compra un vino que te recuerde algo, bien por su procedencia, por su tipo, por su sabor. O unos bombones, o una maceta con una planta olorosa.
Piensa en un lugar especial, recuerda por un momento la lluvia de primavera, una flor roja, un sabor extraño, el olor a hierba, la cara de un niño, un personaje famoso, un libro, un deporte, una película, la compañía de un amigo, otra música, otro lugar al que hace mucho que no vuelve, unas patatas fritas, un bombón, pisar charcos…
Ya, le entiendo, del primer ejercicio sólo ha podido poner 64 acciones en esa larga lista, pero ya son más que suficientes porque son las tuyas.
Guarda la lista en la cartera, en el bolso, en un lugar escondido pero que siempre lleves contigo. Es “tu pastilla” de urgencia si te ataca el dolor, la pena, la tristeza. ¿Algunas de esas cosas las puedes hacer ahora mismo?
Si le ataca la depresión, saca tu lista secreta y te la lees. ¿Algo de lo allí puesto lo puede alcanzar con tus dedos ahora? ¿puedes imaginarte alguna maravilla de tu lista? ¿puedes huir mentalmente hacia algún lugar de los que has escondido en la lista?
Ten a mano siempre “tu pastilla”, te puede salvar de un día vacío, de un tiempo tonto que te ataca. Y no tienen efectos secundarios aunque pueden crear adicción.
Haz una lista con 100 cosas que le gustan. Repásala. Parecen muchas, pero poco a poco verás que es posible lograr hacerla. ¡Inténtalo!
Escucha una sinfonía de Dvorak, o una música que te haya gustado en otros tiempos. O simplemente una música que ni sabías que existía. Las puedes buscar por internet bien con Spotify o por YouTube.
Compra un vino que te recuerde algo, bien por su procedencia, por su tipo, por su sabor. O unos bombones, o una maceta con una planta olorosa.
Piensa en un lugar especial, recuerda por un momento la lluvia de primavera, una flor roja, un sabor extraño, el olor a hierba, la cara de un niño, un personaje famoso, un libro, un deporte, una película, la compañía de un amigo, otra música, otro lugar al que hace mucho que no vuelve, unas patatas fritas, un bombón, pisar charcos…
Ya, le entiendo, del primer ejercicio sólo ha podido poner 64 acciones en esa larga lista, pero ya son más que suficientes porque son las tuyas.
Guarda la lista en la cartera, en el bolso, en un lugar escondido pero que siempre lleves contigo. Es “tu pastilla” de urgencia si te ataca el dolor, la pena, la tristeza. ¿Algunas de esas cosas las puedes hacer ahora mismo?
Si le ataca la depresión, saca tu lista secreta y te la lees. ¿Algo de lo allí puesto lo puede alcanzar con tus dedos ahora? ¿puedes imaginarte alguna maravilla de tu lista? ¿puedes huir mentalmente hacia algún lugar de los que has escondido en la lista?
Ten a mano siempre “tu pastilla”, te puede salvar de un día vacío, de un tiempo tonto que te ataca. Y no tienen efectos secundarios aunque pueden crear adicción.