Páginas

Una llamada telefónica puede cambiar la vida

Una llamada telefónica —piensa por un momento— una simple llamada nos puede cambiar la vida, no solo este día, sino muchos otros días que nos esperan.

Estamos a una sola llamada de teléfono de alcanzar el triunfo o el fracaso, de tener un mes gozoso o una pena, penita, pena. Y esa llamada no depende de nosotros.

Somo tan débiles, tan poco cosa, que nuestro destino se esconde en un sonido, en una decisión que nosotros no podemos modelar. Creemos que dominamos el mundo, al menos el nuestro, y es falso porque todo se puede venir abajo o te puede invadir para los restos… porque otros decidan por ti algo que te afecte profundamente.

Las decisiones importantes muchas veces, no depende de uno, son fruto de una cierta casualidad, de estar en un sitio determinado en un momento dado, de un encuentro fortuito, de una relación que se cruza por casualidad, de un simple: ¡Si!… sin importancia y que te lleva a muchas otras afirmaciones inevitables.

Nos vemos obligados a tener que seguir andando, esto es algo inevitable. Cada día se empieza y se agota, y no se pasa por él de una forma trasparente. 


Se interactúa con la vida, se participa de ella por acción o por omisión y todo deja huella. Y esas decisiones que tomamos, que son muchas veces pequeñas, se agrandan por decisiones que otros toman sin nosotros saberlo.

No estamos solos, no decidimos solos, es imposible no asumir que muchas decisiones de otros nos afectan en gran medida.

Hoy me han llamado por teléfono para que una persona que no conozco, me diga que adquiere una inversión que está a la venta. Eso modifica muchas espectativas que afectan a tres personas. Todavía dos de ellas no lo saben. Yo sí. Pero ellas, ajenas a esta llamada, también verán cambiadas sus vidas a partir del momento en que se les informe.

Tengo en mi mano, ahora, su futuro. Y ellos no lo saben

Una tremenda responsabilidad, fruto de una simple llamada que podía no haberse producido en meses o no producirse nunca.

¿Qué somos? Pues mucho menos de lo que imaginamos.