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Cuidado con modificar la Ley Hipotecaria, se puede volver en contra de los más débiles

Si modificamos la Ley Hipotecaria, no se darán hipotecas. Avisan los bancos y es cierto que será así, pues siempre, todos, a cada ley le encontramos la vuelta, la trampa legal. 

Es un truco muy viejo que ya se estaba empleando en los créditos a las empresas. En vez de dar un crédito a una empresa con balances sin una clara confianza, se respondía desde el banco que los créditos si se daban, pero a título personal a los socios y no a la empresa.
En el caso de las hipotecas, si la reforma de la ley es restringida para los bancos —por cierto y que no se nos olvide, uno de los poderes más claros que presionan para que nada cambie pues les ha dio muy bien con un sistema capitalista que controlaban—, ellos optarán por no dar hipotecas más que a los muy solventes, a los que tengan un patrimonio muy superior a lo solicitado, con unas cláusulas muy sujetas a firmas ante notario como avales productos que no se puedan levantar, etc.

Y para los que no tengan esas posibilidades de avalar o de demostrar que no necesitan la hipoteca hay un camino intermedio antes de negarles la hipoteca y con ello perder al cliente. Ofrecerles un 50/60% de lo solicitado en forma de hipoteca y el resto a modo de crédito personal. Así te tienen pillado por dos sitios distintos y si te sales de uno no podrás salirte del otro.
Así que en vez de pedir reformas de la Ley Hipotecaria que resulten restrictivas pues hay que pensar en el futuro de esta figura crediticia, hay que evitar que sea un negocio desahuciar a familias de sus pisos, con reformas muy duras en las subastas evitando los subasteros profesionales, en los intereses de demora, en los tiempos de desahucio y en los de deshacerse de los activos inmobiliarios en poder de la banca, etc. Hay que lograr que a la banca no se resulte un negocio quedarse con viviendas habitadas por personas que caen en impagado por dificultades económicas.