Páginas

¿Tienes miedo al shock del futuro? Depende de vosotros

En el año 1973, cuando yo todavía era Aprendiz de Tercer Año de Fotograbador y en España había una dictadura empecé a leer el libro “El Shock del Futuro” de Alvin Toffler. Por entonces yo tenías todo el futuro por delante, incluso el libro, el oficio y mi vida. Hoy, 46 años después lo ha vuelto a recoger de mi biblioteca y me lo he encontrado marcado, subrayado, lleno de datos estadísticos que ya casi no sirven pues 46 años hablando del futuro son muchos, pero lleno también de ideas y aseveraciones que siguen vigentes.

El futuro no es algo a lo que se pueda llegar en medio siglo. Porque el futuro somos nosotros, somos nuestra forma de pensar. Y si retrocedemos hasta los romanos, hace 2.000 años, vemos que tampoco hemos cambiado mucho. Bebían cerveza, tenían esclavos, creían que eran demócratas e incluso tenían un Derecho Romano del que seguimos fijándonos nosotros. Ellos tampoco pensaban en el futuro, pero de pensarlo hubieran imaginado que 2.000 años después el mundo sería muy diferente a como realmente es. ¿Quieres intentar imaginarte el mundo en el año 4.040? Pues seguro que seguirán bebiendo cerveza.

Los de mi generación somos unos suertudos, y nunca antes una generación ha sido capaz de vivir en su corta vida tantos cambios y tan profundos. Yo nací en una ciudad donde mi piso no tenía agua corriente en el WC ni ducha o lavabo, sin calefacción y con una radio que para escucharse había que cruzar el salón con cables que iban por los techos. El pueblo de mi padre al que íbamos de vacaciones dos semanas en agosto tras 10 horas de tren no tenía luz en las viviendas ya entrados en 1960 y estoy hablando de Soria y no de ningún país raro.

Fui de los primeros que utilizaron en su oficio ordenador e internet, ahora me cuesta menos tiempo ir a New York que a San Esteban, y sigo pensando que leer libros en papel es muy interesante aunque pueda ver decenas de películas en cualquiera de mis televisores y a cualquier hora del día, mientras veo un programa de televisión de la última semana solo con pedírselo al mando.

Hoy ya no tengo casi futuro por delante, aunque me aferro a seguir viendo cosas que no soy capaz de imaginar. Todavía. El shock del futuro es no saber adaptarse, no admitir que somos nosotros, las personas, la que escribimos bien o mal, las que tenemos razones para tener razón… o para perderla.

Así que vosotros, los jóvenes, tranquilos, el futuro será maravilloso o una mierda. Depende de vosotros.