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Ya estamos en junio, directamente desde enero

Nos nace febrero veinte veinte con 25 grados que es una forma provocativa de llegar al mundo. ¿Qué le deja a junio? Precisamente de eso se trata en estos tiempos líquidos, de ocupar los espacios de los otros, para que cuando lleguen si vienen detrás, no tengan hueco. 

Así que a junio solo le queda ser julio y a este ser agosto cabrón. Es la supervivencia de los bichos. 

Salgo a la calle tras unas semanas de frío y nieve y me encuentro como raro, y para disimular me pongo las gafas de sol y así me hago a la idea de que he viajado a Argentina o Chile donde todavía es verano. Pero no encuentro Mate ni psicólogos. 

Los psicólogos en España están todos muy ocupados atendiendo a los políticos. Tampoco ellos saben bien quién son, si febrero o junio. Estamos todos tan raros que no nos entienden ni los niños de pecho.