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Las cadenas que nos unen los unos a los otros son todas diferentes

No son tiempos de culturas ni líricas, de poner en valor las artes, de dedicar tiempo personal o colectivo al cuidado del pensamiento, al crecimiento interior. Aunque la verdad sea dicha, creo que nunca es momento para prosperar interiormente ni de forma colectiva ni de forma privada, si no es a través de una gran lucha interior contra uno mismo. Siempre el mundo y con él su sociedad ha valorado muy poco todo intento por crecer en conocimiento, por disfrutar de las artes, por ser más felices por el interior y no por el exterior.
Así que tal vez estos tiempos de hoy no sean peores que otros de ayer o que incluso los que tengan que venir mañana. También es cierto que las personas que quieren elegir las miradas más interiores, suelen pasar de las circunstancias que golpean la sociedad, tal y como hacer las contrarias con los que intentan cultivarse y contemplar la valioso sin precio. Tal vez estamos llamados a no entendernos. Gracias a estos desencuentros, logramos que subsistan las dos formas de entender la convivencia y la sociedad. Los que buscan algo más (o mucho más) que sobrevivir y los que creen que para vivir y convivir antes hay que llenarse por dentro de pensamientos e ideas.
Que cada persona sea libre para elegir su forma de mirar el mundo, de vivir su vida, de convivir con sus circunstancias y entornos.