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La izquierda política y la responsabilidad económica

Palabras como "responsabilidad económica" tienen una gran conexión con otras como "depresión económica" o "abultado déficit fiscal", base para la guerra abierta entre las dos tendencias económicas/políticas actuales. Estamos en un momento crítico de la economía mundial, con unos países que empiezan a recuperarse pero con miedo a una recaída inminente, pero con el problema de abultados déficit y deudas públicas, que son también parte del problema inicial.

¿Debemos ajustarnos a disminuir los déficits en contra de crear estímulos que sigan empujando a la economía hasta que pueda ir por si sola? ¿O debemos seguir estimulando el sistema y dejar la disciplina fiscal para más tarde?
Creo que el problema ha sido aplicar un mal keynesianismo de base. El gasto que no repercute en una mejora indirecta del sistema sino en un simple gasto que genera unas rentas de forma muy temporal no es una política positiva si, por debajo, no estamos realmente estimulando la economía.

Empujar la bici de tu hijo no es estimularle para que aprenda a montar, lo cual no quiere decir que no debas esforzarte, pero de otras maneras.

De nuevo, la izquierda ha perdido la batalla porque no ha sabido jugar sus cartas, y esto pasará factura en mucho tiempo. Si antes dominaba en neoliberalismo, y se creía que la cosa iba a cambiar, nada más lejos. Los gobiernos no han escuchado muchas de las propuestas de académicos, y han ido por lo fácil. EEUU, España y Japón, por ejemplo, dieron casi la misma cantidad, en torno a 400 euros a principios de la crisis, para potenciar la economía, tres países que ahora están en el punto de mira de los países más avanzados. Así que sí, yo creo que hay que seguir aplicando estímulos. No estamos como para seguir estancados. Pero si eso significa seguir haciendo lo que estamos haciendo, entonces mejor no hacer nada.

La disciplina fiscal es lo óptimo en condiciones normales, pero esto no lo es. Aplicar fuertes restricciones no pueden hacer más que fastidiar aun más la economía europea. Pero todos seguimos mirando a Alemania, con un panorama muy diferente al nuestro, con una clara tendencia exportadora de la que carecemos. Y seguimos haciendo caso a los especuladores y agencias de rating, los mismos que hace dos años criticábamos a muerte por meternos en este lío.