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¿Y si no hacer nada fuera más eficaz que hacer todo?

Hay muchos motivos para tener motivos. Lo complicado es saber para qué tenemos los motivos que nos llevan a tener motivos, o lo que es peor todavía, saber para qué nos tenemos que mover desde nuestra posición hacia otra peor. Muchas veces el silencio es el mejor de los sonidos posibles y la inanición la mejor actividad, pero lo complejo es darse cuenta de esto, pues lo normal es obviar que no hacer nada es mejor que hacer todo. Yo hoy no voy a realizar lo que tenía que decidir y así esconder mi pensamiento. Estoy seguro que mis enemigos no me entenderán, es decir, les sucederá lo mismo que si hiciera lo contrario.