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Caer en las sectas es fácil. Salir de ellas muy complicado

Hablábamos aquí de las sectas y de cómo operan para conseguir adeptos, y estoy seguro que aun sabiendo que es un problema a tener en cuenta, no somos capaces de conocer el gran número de sectas que operan en cada país. En concreto podemos conocer una lista de parte de ellas aquí, en la página de Redume, la asociación para la prevención de la manipulación sectaria. No siempre es la religión el camino emprendido para lograr adeptos, las sectas emplean también la política sectaria, la filosofía, el deporte manipulado, la salud, la autoayuda, la ufología, o cualquier grupo que sirva para reunirse alrededor de un líder con ideas diferentes a la mayoría y que logra convencer que “su” verdad es la única posible y la mejor, para lo que es necesario estar muy unidos, haciendo un proselitismo casi total sobre las personas.

Las personas que caen en las sectas es muy difícil que lo noten incluso pues no aceptan que pertenecen a una secta. Creen que es un grupo de trabajo positivo del que se puede entrar y salir con mucha facilidad. Pero deben ser los familiares y allegados los que estén alerta y ayudar a entender que han entrado en un grupo que les está coartando la vida, la libertad de decisión, la economía en muchos casos, las relaciones con las personas que no opina como ellos. El primer camino que emprenden los que entran en una secta es abandonar todas las relaciones con gentes que no son de su nuevo grupo sectario, para no estar influenciado por lo que ellos consideran el mal.

Recordar que las edades más proclives para caer en las garras de las sectas destructivas en la adolescencia y cerca de la edad de la jubilación. Los jóvenes, sobre todo si tienen problemas y los adultos en soledad son los grandes grupos sobre los que intentan actuar par atraerlos hacia las sectas peligrosas.