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Sobre Bankia, Baltasar Gracián y perros que mean a destiempo

Hablar es también callar. Es emplear los silencios para trasmitir, es comportarse y dar motivos de respeto, es medir las palabras y hablar solo lo justo.

Baltasar Gracián ya nos avisaba de que somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras, así que mucho cuidado con lo que hablamos, para no convertirnos en esclavos de nosotros mismos, en algunos foros importantes.

Viene esta diatriba por las últimas y primeras palabras del nuevo Presidente de Bankia. Lo he visto chulo, con deseos irrefrenables de quitar culpas a quien estuvo antes, marcando al Gobierno lo que debe hacer y cómo debe entregarlo los 19.000 millones de euros, que son moco de pavo. Con espíritu pedagógico pero para sus intereses como Presidente y no para los intereses de España como país, ni para los de los actuales socios de Bankia como inversores que creían haber invertido en un pavo real y les ha salido un pollo desplumado. Hacer ampliación de capital con 19.000 millones cuando Bankia en Bolsa vale lo que vale supone dejar en cero patatero el precio de las actuales acciones. De golpe o poco a poco pues habrá que repartir entre muchas más acciones lo que ya de por sí vale muy poco.

Hablar es medir con tino. Incluso cuando en plan chulo se quiere meter miedo desde el primer momento, se quiere marcar terreno como hacen los perros cuando ladran y mean sobre los árboles del parque, se quiere demostrar que uno es más chulo que un ocho. Más que nada por que quien recibe el mensaje también quiere mear sobre el árbol y a veces su meada es más potente y caudalosa.