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Estaba esperando a ser penetrada con amor

La puerta estaba cerrada con llave, pero preparada para ser abierta en cuanto la luz empezara a oscurecerse más. Era un portalón viejo, raspado por los años y las aguas, con ínfima cerradura pues lo que escondía dentro era venial y viejo como ella. Viejos clavos doblados enseñaban años anteriores de más uso y valor, de más sentido y cariño. También a las puertas se les pierde el respeto, depende de lo que esconden tras ellas. Muchas puertas pierden su vida sin llegar a morir. Simplemente se quedan atascadas en la vida y cerradas, esperando que las penetren con deseos de amor. Por una parte reciben la luz en su rostro, por la otra la oscuridad y el polvo del olvido. Imagen de Julio Puente