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Hoy ha muerto un Alfil. Fiel y silencioso

Hay épocas en las que no debería producirse noticias, pues no hay periodistas, están de vacaciones y se nota. Normalmente en estas épocas se rellenas los noticieros de sucesos repetitivos, pero puede surgir la noticia real y pillar a contrapelo a los medios.

Miguel Blesa no quería volver a la cárcel a su edad. Tampoco quería participar en defensas teatrales ante jurados. Se había derrotado. Y cuando una persona se derrota…, Miguel Blesa ha decidido cerrar la puerta.

La inmensa mayoría de los que me leeis os creéis de antemano que Blesa era un vándalo, pero en realidad trabajaba para otros. Era un simple criado. Como mucho el Alfil del tablero, el que controla una diagonal de casillas, pero que no puede andarse por todo el tablero. No le dejan.

No lo estoy defendiendo, no me saldría, lo estoy colocando en el tablero con sus galones. Las Torres, la Dama y el Rey no sabemos quienes son pues nunca dan la cara y son los que al final ganan o pierden la partida. Esas piezas sí son el Sistema de verdad, estos otros son las herramientas para enquistarse en el poder oculto. Los Alfiles son los que acuden a las fiestas, para disimular y entre los “otros” hacerles creer que son importantes.

Lo curioso es la fidelidad de todos los alfiles y caballos con sus piezas importantes. Pueden morir, intercambiarse en un lance, podemos dejarlos quietos o incluso tirados en un rincón para asustar o amordazar al enemigo. Pero nunca son las piezas que ganan. Y eso que siempre permanecen fieles a la mano que mueve las intenciones del triunfo.