Páginas

España no es democrática. Pero es lo que queremos. Y disimulamos

España es torpe, floja, anclada socialmente en una idea de incapacidad social para ser modernos y demócratas al completo. España está dividida y además damos la sensación de que nos gusta estar divididos en dos frentes totalmente irreconciliables. Los unos contra los otros. Con un odio escondido pero brutal, sabedores equivocadamente que es ese odio el que nos mantienen en nuestras razones.

Anteayer Felipe González volvió a dar muestra de que su inteligencia social está entera, aunque se haya escorado a la derecha. Pidió sin éxito que no se metiera a más catalanes políticos en la cárcel, pues al final el problema habrá que resolverlo desde lo social. Parecemos no entender que humillar a los catalanes, cuando son un paquete social de dos millones y aunque quien esté dispuesto a humillar primero sean otros catalanes de igual volumen, es muy peligroso.

¿Dónde están los mensajes sociales actualizados del PSOE y de Podemos? ¿De TODA ese izquierda que parece espectadora, cuando debería ser protagonista? Digo TODA con mayúsculas, pues no escucho a ninguna.

España no es nada sin Cataluña, y esto no sabemos entenderlo. Pero perder Cataluña no se hace solo desde el camino de su independencia, sino también desde el camino de la desafección social, del encontronazo perpetuo, del odio entre sociedades. Sobre todo por el efecto contagio que representa tener a una parte tan importante dentro del hogar de España pero fuera de la familia española.

En este mundo globalizado actual no cabe la independencia de territorios pequeños, y quien la pretenda es un torpe de preescolar social. Como también dicen algunos, es mucho más lógico el federalismo con Portugal que la independencia de Cataluña, todo dentro de una Europa imberbe e intermitente.
Pero lo que bajo ningún caso cabe en Europa es que haya países NO democráticos. Y las decisiones del Parlament de Cataluña olieron en el 2017 a NO democráticas, y que en España las decisiones más importantes para su futuro las tomen los jueces y no los políticos también es NO democrático. A los jueces no los elegimos los ciudadanos. 

O aprendemos, o cambiamos, o desconectamos este devenir, o nos precipitamos.