Páginas

En la ciudad los ricos son más ricos y los pobres más pobres

Las ciudades siempre han sido el lugar de concentración social, de reparto de posibilidades, de integración cultural y económica, de escaparate donde se cultivan todo tipo de posibilidades de la sociedad. Pero no siempre la distribución de estas oportunidades está ni bien repartido ni con un acceso a un sorteo…, sin trampas.

Siempre la ciudad es también la auténtica máquina que ejerce la diferenciación social, la que actúa de separadora de clases, de distribuidor de las posibilidades, de reparto de poderes. Es pues la ciudad un elemento imprescindible que ejerce de doble rasero. Sirve para repartir, pero decide a quien quiere repartir.

Los ricos y pobres son más ricos y pobres en las ciudades que en los pueblos o localidades pequeñas. Cuanto más grande es una ciudad más ricos son los ricos y más pobres son los pobres. Más posibilidades tienen lo ricos y menos los pobres para poder salir de su pobreza.

Lo que muchas veces no sabemos, y si lo intuimos no lo detectamos con claridad, es que en las ciudades hay zonas de uso exclusivo, sitios excluyentes y clasistas, donde los más ricos se juntan de ricos para seguir siendo ricos sin que lo notemos los demás. Sobre todo si los demás somos pobres o como poco no estamos a “su” altura social.

En una gran ciudad a los pobres los podemos encontrar con facilidad. Los vemos. A los ricos nos cuesta mucho detectarlos. Hay clubs, espacios cerrados, urbanizaciones encerradas, sitios de ocio exclusivos, colegios incluso que son “diferentes”. Los intuimos, pero no los penetramos. Ni nos dejan, pues lo evitan con gran coste en seguridad privada activa o pasiva. Y esto sucede en todas las ciudades grandes. Incluso en las nuestras, en la mía, en la tuya.