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Muere Antonio García-Trevijano Forte. ¿Quién fue de verdad?

Ayer falleció Antonio García-Trevijano Forte, un desconocido para las nuevas generaciones y un hombre muy conocido y poco reconocido abogado republicano que tuvo un papel muy importante en la Transición. Hoy Hermann Tertsch en ABC le dedica un artículo donde nos deja estos datos que dejo abajo, para conocerlo algo mejor. ¿Quién fue realmente Antonio Garcia-Trevijano? 

Tal vez ahora es el momento de indagar realmente sobre su papel fontanero, escondido y muy importante en unos años muy complejos en España. La propia Wikipedia publica datos suficientes para quien desee indagar algo más de su trayectoria política. Os dejo el texto de Hermann Tertsch en ABC.
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Antonio García-Trevijano Forte, nacido en Granada el 18 de julio de 1927 en una familia de juristas, funcionarios e intelectuales, estudió Derecho, aprobó notarías en cinco meses por tranquilizar a su padre y se lanzó a una vida trepidante y fascinante, merecedora de decenas de ensayos, biografías y novelas. Lo leyó todo, lo conoció todo, lo viajó todo y como abogado ganó fortunas. Pero su pasión eran el pensamiento político y España. Jugó un papel tan importante en los años del tardofranquismo y transición que nadie quiere recordarlo. Ha pasado cuarenta años en el ostracismo por ser el hombre que sabía demasiado. Desde su papel como hombre de confianza de Don Juan desde Estoril, su trato con el Rey Juan Carlos desde épocas de la Academia Militar de Zaragoza, su liderazgo en los planes primero de crítica y oposición real al régimen de Franco y después en la transición elegida. Creó la Junta Democrática de España, protagonizó su fusión con la Plataforma de Convergencia Democrática para la Platajunta. Redactó un proyecto rupturista de Constitución y fracasó al ser arrollado por las fuerzas reformistas. Todos se conjuraron contra él tras el pacto de Adolfo Suárez con Santiago Carrillo y Felipe González y lo metieron en la cárcel de Carabanchel para que no entorpeciera los pactos. Estuvo en la operación del diario «Madrid». Y pudo haberse quedado con «El País», cuyos directivos lo consideraron siempre el enemigo número uno. Como los servicios de información de Carrero. Para la CIA era «Maverick», la única oposición real y seria al franquismo.

No se dio por vencido tampoco tras su derrota en la transición. Tuvo un papel clave como jefe del llamado «sindicato del crimen» en la caída de Felipe. Escribió algunas de las obras más importantes de pensamiento político publicadas en lengua española. Y muchos de nuestros males serían menores de habérsele hecho un poco de caso. Con una cultura enciclopédica, hacía vida de sabio patricio, marginado por la España oficial y admirado por un sinfín de estudiosos e intelectuales. Su legado además de sus libros y una vida arrolladora llena de fuerza, espíritu y tesón creador es el Movimiento de Ciudadanos hacia la República Constitucional (MCRC), que pretende reformar el régimen de la partitocracia a una democracia representativa. Su 90 cumpleaños, celebrado por un nutrido grupo de admiradores suyos en Santo Domingo de la Calzada el pasado verano, resultó ser su gran despedida de un mundo en el que pudo serlo todo de haber querido comerciar con sus ideas. Republicano combativo como era, con serios desencuentros con Juan Carlos I, queda en la memoria su precioso llamamiento al Rey Felipe VI a ponerse enfrente de la manifestación de la Nación para salvar la Corona y a España ante la amenaza separatista. Descanse en paz un grandísimo español al que la patria no correspondió su inmenso amor desplegado.


Para entender mejor su controvertida personalidad es bueno leer el artículo de Miguel Ángel Aguilar en Diario.es del que dejo estas líneas:

Trevijano llevó a cabo para organizar un sindicato de accionistas con el intento de descabalgar a Jesús de Polanco del diario 'El País' mediante una compra de acciones que fue tildada de clandestina. Operación de la que, según Mari Cruz Seoane en su libro Una historia de 'El País', García Trevijano no salió mal parado porque se saldó con una sustanciosa plusvalía para su inversión además de un pacto por el cual el diario publicaría en los años siguientes algunas tribunas y daría relieve en la sección Gente a las actividades hípicas de su hijo. Paradójicamente, dice la historiadora, el resultado fue que Polanco y su entorno pasaron a ser los principales accionistas. Además de consolidar de manera irreversible a Juan Luis Cebrián que había sabido acudir a tiempo en socorro del vencedor.