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Vi al mendigo al llegar a casa, lo siento


Llovía aquella tarde, pero no me dí cuenta, lo siento;


casi tropecé con tu sombra, lo siento;


pues los plásticos molestaban la entrada, lo siento.


Llovía y lo siento, pues casi me mojé.


¡Anda, no molestes otra vez!, ¡qué asco!