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Qué hacemos, qué opinamos sobre los deberes escolares?

Desde el año 1956 están prohibido por ley los deberes escolares para niños entre 6 y 11 años en España o en Francia, pero la realidad es otra por muy diversos motivos. No hay una clara norma pero tampoco hay una idea educativa consensuada y admitida por todos los profesores sobre los deberes que los alumnos deben hacer en casa para reforzar sus estudios.

Los que tenemos hijos en edad escolar sabemos que crean tensiones en las familias, pues ni los alumnos e hijos los admiten con facilidad ni los padres muchas veces tiene tiempo para estar pendientes de ellos, ni a veces tiene un fondo cultural y formativo suficiente para que se puedan resolver las dudas y sirvan para reforzar el proceso educativo.

Es cierto que los deberes son de muy variada forma, desde lecturas a ejercicios de refuerzo, desde análisis a redacciones, desde trabajas manuales a ensayos o análisis más completos. Cada trabajo requeriría una opinión diferente. Leer un libro es imprescindible hacerlo fuera del horario escolar. Practicar en escritura o en investigación básica sobre un asunto determinado debe reforzarse en horas fuera de las escasas que tienen los niños dentro de la escuela. Los alumnos deben asumir que hay que esforzarse, que trabajar mejora los resultados, que gran parte de sus éxitos dependen de su propio trabajo.

¿Pero es normal el abuso en deberes? ¿es normal incluso la descoordinación entre profesores que convierten algunas fechas en auténticos castigos para toda la familia? ¿sirven de algo los deberes que al final y por falta de tiempo o de mala planificación, son realizados con la ayuda directa de los padres?

Pero prohibir los deberes tiene una doble lectura. Es imposible prohibir las recomendaciones y se dará el caso en muchas escuelas concertadas o privadas, que en caso de prohibición, se seguirá solicitando el ejercicio en casa de refuerzos que lograrán una diferenciación mayor entre alumnos, entre escuelas.

Tenemos que asumir que la escuela pública tiene por delante unos años malos, por una economía en declive en España. O somos capaces de insuflar más esfuerzo a todos los alumnos y padres, para que apoyen e intenten complementar la formación que no se recibe en las escuelas o se volverá a resentir los resultados finales. Efectivamente tienen razón los que aducen que esto creará desigualdades pues muchas familias no podrán ayudar en la misma cantidad y calidad que otras familias. Pero no hacerlo es igualar por abajo, mientras que tal vez lo que hay que buscar son formulas complementarias que igualen por arriba, buscando la excelencia con más formación y aprovechando el tiempo que dedicamos a ella, en asignaturas realmente modernas y más eficaces que tengan sentido y substancia. Potenciar matemáticas, sociales, lengua o ciencias es MÁS moderno y útil que algunas modas que han demostrado no servir para la vida de adulto, si se aprenden con muy pocos años de edad. Sobre todo si se dedican para ello horas lectivas de la escuela.