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El sexo es muy necesario para sentirnos vivos

Los que tenemos ciertos años, ciertos o inciertos, nos han educado en un sentimiento de culpabilidad hacia el sexo, incluso siendo sinceros, hacia el sexo en general como práctica irracional incluso. No cabían interpretaciones en aquellos años viejos, el sexo era para procrear y punto. Cuando en realidad el sexo es un gozo personal necesario, y si las especies han llegado hasta nuestros días es precisamente por el gozo que supone el sexo para todas ellas, incluida como no, para el ser humano. Sin disfrute en el sexo, posiblemente no existiríamos ninguna especie.

Pero curiosamente las religiones han visto un tabú en el sexo, diseñando esta realidad hacia algo que está dedicado solo a procrear. Y si acaso a tener amor, confundiendo el amor con el sexo, precisamente ellos mismos, que son los que lo quieren separar y diferenciar. Se puede tener amor y de hecho se tiene muchas veces, sin tener sexo. Y se puede tener sexo sin haber amor.

No nos tenemos que sentir culpables nunca por el sexo, sea dentro de una relación estable o fuera de ella, sea auto sexo o sea compartido. Lo que siempre es culpable es sexo no consentido, sexo engañado, sexo forzado aunque sea psicológicamente. El sexo entre dos personas debe gozar siempre del consentimiento pleno de todas las partes, y a partir de ese momento no puede existir culpabilidad.

El sexo es necesario para una vida plena, lo que no impide que muchas personas por diversos motivos no quieran utilizar o practicar el sexo y no por ello dejen de ser felices. Pero casi todas ellas, si pudieran practicar sexo, serían más felices aunque ahora no lo quieran o puedan reconocer. El sexo es una actividad natural, como lo es orinar, respirar o beber. Sin duda casi tan gozosa como algunas de estas aunque casi siempre más corta o escasa. Por eso hay que aprender a disfrutarlo y a jugar con él. Sin culpabilidades, con libertad. Con respeto.