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Alemania no quiere más billetes, quiere países pobres

El economista Niño Becerra hizo en el año 2015 un diagnóstico de la enfermedad económica de España, que al menos es bueno recordar. Por cierto es un economista que también se ha equivocado en diagnósticos anteriores, tantas veces como ha acertado otras.

1/ Tenemos una deuda pública y privada imposible de pagar.

2/ Tenemos más personas en edad de trabajar que puestos de trabajo que ofrecerles.

3/ Los recursos naturales en el mundo están bajando mientras sube la población.

4/ Creemos que será posible volver al año 2007 y nos equivocamos.


Dice además algo que nosotros desde este blog ya hemos apuntado diversas veces pero sin lograr calar en la sociedad, como es lógico. 

Es mentira que se esté creando empleo, porque lo cierto es que hay menos trabajo —menos horas de trabajo— aunque más repartido en contratos de jornadas muy disminuidas, lo que engaña a muchos. 

Con un sueldo tan bajo por hora trabajada y laborando menos de 40 horas a la semana es imposible consumir y menos todavía lograr que los jóvenes se independicen, cuando el desempleo es superior al 50% en las edades más jóvenes y mejor formadas.

Diagnosticar parece sencillo aunque el Gobierno no quiere hacerlo así de fácil. Por sus intereses políticos, claro. Si añadimos que el 25% de los españoles son pobres aunque muchos de ellos no lo sientan así, o que el 33% de los niños viven en familias pobres, el drama está servido. ¿Se puede ser pobre sin sentirlo? 

Pues efectivamente si, aunque esto solo sirva para que la sociedad no explote. La adaptación social, la de las personas ante su propia realidad es tremenda.

Y el caso es que España no puede salir de esta situación ni sola ni con la ayuda de Europa o EEUU, ambas zonas con sus propios problemas y sobre todo intereses claros de dominio mundial que también deben resolver. 

Europa no está creciendo, no puede crecer al igual que los EEUU y aunque se están manipulando en laboratorios económicos sus propias realidades, como el precio del petróleo para sujetar algunos países emergentes, el proceso del sistema económico en crecimiento desaforado de laboratorio se ha acabado.

¿Hay soluciones? Pues en parte si, pero no se quieren tomar. Sin duda reestructurar la deuda es una de ellas, pero como es lógico nadie quiere dejar de cobrar. 

Fabricar billetes es otra, pero solo si se reparten a los países que lo necesitan para pagar la deuda, es decir se los daríamos a España que se los devolvería a Alemania. A cambio Alemania los recibiría de España a costa de su deuda.

De esta forma España no tendría deuda pero Alemania seria más rica al recibir los nuevos billetes. Pero ni eso quieren; Alemania ya tiene suficiente dinero y no necesita más, y en caso de imprimir más y dárselo a los países y no a los bancos (hoy imposible por ley) lo que quieren es que se repartan proporcionalmente, lo que llevaría a una inflación insoportable o al menos sin saber de qué forma nos afectaría a todos.

Es decir, nos quieren pobres. 

Todos los ricos necesitan tener pobres a su alrededor por dos motivos. Para sentirse más ricos y para poder tener criados.