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Motivos que dificultan o impiden unas relaciones sexuales plenas y satisfactorias

Depresión. Cuando un miembro de la pareja sufre depresión, esto invariablemente afecta a la pareja en muchos sentidos y, por supuesto, en materia sexual también. El decaimiento, la falta de sentido por la vida que en muchos casos puede llevar a la disfunción eréctil, mermará la vida sexual, sin duda. Si un miembro de la pareja la padece lo mejor es acudir a un profesional para resolver el problema emocional y después, como consecuencia, el sexual.

Pleitos. Como resultado de las peleas en una relación bastante desgastada y lastimada, el dolor y el pleito siempre se lleva a la cama: en ocasiones se traduce como una manera de vengarse, y en otras, como simple revancha y cuyo castigo principal sería la falta de sexualidad.

Deudas o preocupaciones económicas. Las presiones con signo de pesos siempre merman las relaciones sexuales. En ocasiones, el mismo estrés que esta situación genera o la ansiedad por cubrir las facturas hará que se convierta en una obsesión diaria en donde todo tendrá cabido menos el sexo.

Estrés o cansancio. Luego de las largas jornadas laborales, de un día intenso de juntas o de un ambiente de trabajo hostil, lo que querrá el o los miembros de la pareja que lo padezcan, será dormir, olvidarse del mundo y descansar. ¿Sexo? No, gracias. Ésta es una de las principales razones de muchos divorcios en la actualidad.

Cambios en la figura. Muchas mujeres no aceptan su figura tal como es y, por ello mismo, tienen pudor de desnudarse ante su esposo o novio, por no parecerle sexy o atractiva. Esto puede provocar que la mujer deje de hacer algunos juegos sexuales o que simplemente evite el sexo cuando no se siente bien con su figura y cuando tenga algún complejo de obesidad y prefiera esconderse de su hombre.

Hijos. Cuando los niños llegan a la pareja, el sexo suele olvidarse, sobre todo, si son padres primerizos. Con tanto cansancio queda poca energía para el sexo. Cuando los niños son más grandes se divide el tiempo y se deja de tener un espacio único para el disfrute sensual.

Control. En ocasiones un miembro de la pareja usa el no tener sexo para convencer, para no discutir, para olvidar, para cubrir mentiras y hasta para controlar a su pareja, dosificando o eliminando el sexo a sus anchas, para sacar ventaja de alguna situación.

Alcohol. Cuando el consumo de alcohol se vuelve adicción, puede representar un grave problema para la relación. Puede crear codependencia del otro miembro de la pareja, generar un círculo vicioso de dolor emocional y además, en casos muy dramáticos, provocar disfunción eréctil.

Horarios diferentes. Para salir de deudas y ahorrar, muchas parejas sacrifican calidad de vida, convivencia, salidas y momentos de alegría compartida. Si sus horarios de trabajos son muy diferentes, entonces tendrán poco tiempo para verse en casa despiertos. Esto disminuirá la calidad y cantidad de las relaciones sexuales.

No tener con quién. El principal punto. Si no hay con quién tener sexo, entonces ni cómo hacerle. Sin embargo, quienes no tienen pareja se pasan la vida entera buscándola. Cuando la tienen es muy probable que en la inercia de su vida juntos, si no practican una buena y sana comunicación sexual, aparezca alguno de los nueve puntos anteriores.