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Las cafeterías son maravillosos lugares para escribir literatura

Dicen y aconsejan los que entienden, que escribir en la soledad de una cafetería o un bar es un ejercicio maravilloso de creatividad. En la soledad ocupada, llena, motivadora, de un gran local lleno de gente que se mueve y te mira, que te deja trabajar en tus ideas in más miramientos que algunas miradas furtivas.
Yo no lo he practicado nunca por timidez, y eso que tengo mi cafetería preferida que es perfecta para estos ejercicios literarios, por cierto utilizado alguna que otra vez por jóvenes escritores que buscan motivarse en calma. Les miro de reojo con la envidia de saber que ellos si se han atrevido y les dejo en paz, como a mi me gustaría que me hicieran si algún día me atrevo.
Es un gran café en el centro de mi ciudad, pero dentro de una calle lateral lo que le confiere un cierto ambiente y además una calma relativa. Las mesas de mármol, están bastante separadas entre ellas y los camareros no son impertinentes con las consumiciones. Excepto a la hora del almuerzo o café de las once no hay mucha gente y en esos minutos locos la rotación es también muy alta lo que impide el agobio. Pero no me atrevo disfrazarme de escritor y que todos me puedan señalar sin decirlo. El café “El Sol” es un buen lugar para perderse una mañana y probar, aunque yo lo utilizo más para quedar con amigos e intercambiarnos sensaciones y consejos. Sería como mi despacho público, mi lugar común de reuniones serias.